La cooperativa es producto de una de las primeras resistencias en el inicio del neoliberalismo: Juan José Rojas.
Este 18 de mayo se cumplen 41 años del inicio de la lucha obrera que concluyó tres años después, con el nacimiento de la cooperativa Pascual, identificada por el académico Juan José Rojas, como una de las primeras resistencias en el inicio del neoliberalismo.
“La lucha de Pascual quedó inscrita como una expresión de resistencia de la clase trabajadora en contra de ese viraje que se hizo sin consultar a la sociedad civil, mucho menos a los trabajadores”, expresó el especialista en cooperativismo.
Para conmemorar la fecha, el Consejo Superior del Cooperativismo (Cosucoop) recordó que el movimiento obrero arrancó ante la negativa patronal de otorgar un aumento de sueldo contemplado en la ley y contó con el apoyo del pueblo y de sindicatos como Euzkadi.
“Hoy, después de dos generaciones, los hijos de los trabajadores que iniciaron el movimiento obrero pueden ver que la lucha valió la pena y concretar una organización reconocida como ejemplo en el sector de la economía social y solidaria”, señaló el Cosucoop.
Socios fundadores de la cooperativa publicaron un comunicado donde agradecieron la solidaridad del pueblo de México, de artistas plásticos, del Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), de los históricos luchadores sociales y dirigentes del PMT, Demetrio Vallejo y Heberto Castillo, y al equipo de asesores que los acompañaron e hicieron posible la formación de la cooperativa. “De la utopía a la realidad”, destacaron.
Momentos claves de una lucha obrera
En la historia de la lucha obrera, existen algunos momentos clave, como la represión del patrón Rafael Jiménez, que a punta de pistolas y con esquiroles quiso romper la huelga el 31 de mayo de 1982, resultando muertos los trabajadores, Concepción Jacobo y Álvaro Hernández, conocidos como “los mártires de Pascual”. Ese episodio marcó al resto de los trabajadores y reforzó su convicción de defender sus derechos.
Otro aspecto clave fue la participación del Comité de Lucha de Mujeres, quienes sostuvieron la huelga, increparon a las autoridades laborales e hicieron fuerte al movimiento. También destacada fue la labor de Ingrid Koester, quien convenció a muchos de artistas plásticos de solidarse con el movimiento obrero y donar obra pensando con ella subastarla y obtener recursos para iniciar la cooperativa.
Tres años después de iniciado el conflicto en Pascual, el STUNAM donó un millón 450 mil pesos, de los viejos pesos, antes de la devaluación zedillista, y con ese recurso sindical inició operaciones la cooperativa.
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