Desde la Comunalidad
Jaime Martínez Luna
Guelatao de Juárez, Oaxaca
Es indudable que la Colonización liberal hace que no creamos en nosotros mismos. Siglos de adoctrinamiento para hacer una vida no diseñada por nosotros, hace de nuestro modo de vida un invento ajeno al que de paso servimos para que las comodidades las obtengan otros. El sueño americano concreta el bienestar de los gringos o de aquellos que consumen lo que producimos y servimos.
Ha llegado la hora de revisar con seriedad lo que somos y tenemos.
Es momento de mirar con nuestros propios ojos lo que hace nuestro organismo, somos buenos peones, lavamos y limpiamos lo que ensucian otros. Nos conformarnos con mandar dinero a nuestras comunidades, o comprarnos bienes que producen otros con nuestro sudor. Trabajamos y consumimos para otros, no para nosotros.
Tenemos territorio y una amplia capacidad de decidir comunalmente lo que nos conviene. Tenemos experiencia de obtener lo básico, que celebramos todo lo que logramos.
Los aranceles, aparte de que lo van a pagar los consumidores de nuestros productos, alteran a los que más capital mueven, obtenido por nuestro sacrificio y les afecta en la lógica acumuladora de ganancias.
Nosotros sabemos vivir de lo básico, de lo elemental, por lo mismo no debemos preocuparnos tanto. Claro, todos deseamos lo mejor, pero nos olvidamos que respiramos y el agua y los alimentos primarios están al alcance de nosotros: los que sabemos lo que es vivir. Debemos darle más fuerza al cuidado de nuestro ambiente, de nuestra comunidad. Existen para ello las cooperativas, y porque no, las empresas comunales que en estas condiciones debe el Estado apoyar con más firmeza.
El futuro no es individual, es comunal.
La inversión comunal si bien se debate entre los que manejan el mercado, tiene mayores posibilidades siempre y cuando entendamos la fuerza de lo comunal.
De no revisar seriamente lo que tenemos, seguiremos dependiendo de las decisiones de las grandes corporaciones, es decir, de los multimillonarios que quieren seguir explotando nuestra energía, manipulando el pensamiento y la experiencia propia.
Y esto no lo razonamos pensando en la Patria, o en la República, sino razonando desde la Comunidad, territorializada y la que puede nacer en espacios urbanos. El constante llamado a bloquear nuestro consumo en firmas comerciales ajenas, demuestra la convicción de luchar contra un sistema de vida que se nos ha impuesto. Consumir lo propio, es comprar lo que directamente producimos. Es respetar nuestro trabajo, y dejar de seguir soñando en modos de vida que los mantiene nuestra servidumbre.
Tomar conciencia que de manera natural podemos hacer la vida, no es ser conformista, es creer en nosotros mismos para resolver necesidades con lo propio, con nuestro propio trabajo y sudor. Claro, los acomodados dirán que perderemos privilegios, sí, pero quién nos enseñó lo que es un privilegio, la comodidad, la ostentación, la prepotencia, ¿quién? ellos precisamente, los que se benefician diariamente de nuestro sacrificio por vivir una vida que no necesitamos.
Bueno, los que ya son de allá, seguirán allá, los que no, bienvenidos a esta nueva era de creatividad, de organizar y reconocer que existen otros modos de vida, propios y no únicamente el sueño americano.
Imagen: Esteban Urbieta Moreno (Juchitán de Zaragoza, Oaxaca-1973) Sin Título.
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