La Economía Social y Solidaria una práctica alternativa en proceso de construcción

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Colaboración especial: José Luis Macías Guerrero

La organización económica de la sociedad global está estructurada bajo la lógica de la corriente de pensamiento dominante: el neoliberalismo; entendemos el concepto como referente teórico hegemónico e instrumento económico y político como expresión del capitalismo y a su vez como modelo económico que se caracteriza, entre otras cosas, por la presencia de un mercado como entidad todopoderosa.

A pesar de la existencia de múltiples crisis de este modelo económico dominante hoy tenemos, mundialmente hablando, un mercado considerado como el elemento estructural macro articulador, incluso en países en “vías de desarrollo”, a pesar de que en la paradójica realidad la promesa de la teoría del derrame nos deja ver la agudización de altos indicadores de pobreza.

La agudización de la división internacional del trabajo, la apropiación del valor y la acumulación del capital por parte de las economías centrales ha provocado en la región latinoamericana una acentuada desigualdad, pobreza y exclusión, ulteriormente este hecho abrió la posibilidad de la construcción teórica que nos permite entender y explicar el fenómeno bajo el enfoque teórico de la epistemología de la complejidad.

Desde este marco conceptual se asume la presencia de la Economía Social y Solidaria como un proceso económico, social, político y cultural en construcción, que se desarrolla en Latinoamérica debido a las condiciones históricas propias de la región.

Frente a este hecho la complejidad y disimilitud de circunstancias de las diferentes naciones (pueblos, territorios, gobiernos y política) ha ofrecido una diversidad enriquecedora en torno al tema; la constante ha sido la presencia de una serie de propuestas alternativas de solución que descansan en la necesidad de resolver los problemas causados por la aplicación del neoliberalismo y la falta de cumplimiento de su promesa.

Algo que ha caracterizado a la Economía Social y Solidaria es su posibilidad de complementarse y/o de tránsito pacífico hacia un modelo diferente que permite su construcción y reconstrucción de acuerdo con la especificidad del territorio y la particularidad de la población que se trate, así como la anteposición del cuidado del medio ambiente, el desarrollo de la comunidad, la construcción y reconocimiento de otros saberes y la importancia de la persona en ese contexto.

La Economía Social y Solidaria como modelo económico alternativo en México se encuentra en un momento primigenio con respecto a países como Brasil o Bolivia, así el sector social de la economía está en una fase previa a su consolidación.

El sector social de la economía, cuando menos en este momento, no puede considerarse plenamente como movimiento social[1], pero, tiene una significación sociológica interesante, pues, a partir de los formatos y esquemas de relación-acción social fundada en principios y valores se plantea la construcción de ciudadanía formulada en la práctica de la democracia derivada de la práctica del sujeto social en la “cosa” pública.

En nuestro país el sector social de la economía (cooperativas, ejidos, sindicatos entre otros, a los cuales nos referiremos como GEESS[2] y OBAS[3]) se manifiesta como un sector con presencia acotada (en términos generales), con un entramado legislativo y jurídico mínimo e incluso confuso y contradictorio, en un contexto en el que la ausencia de políticas públicas es evidente, innumerables grupos empresariales de la Economía Social y Solidaria, así como grupos sociales de base amplia operan, y a pesar de sus particularidades y diferencias, la mayoría poseen formas autogestivas para el desarrollo particular de sus intereses, condiciones y necesidades propias de los territorios e individuos excluidos de la economía hegemónica que opera globalmente.

El aporte fundamental del ejercicio autogestivo y económico realizado por parte de los grupos y organizaciones sociales en torno a la economía social y solidaria, es justamente la construcción de procesos democráticos con carácter participativo y, en algunos casos también, deliberativo posibilita la discusión y organización social y económica en el plano de lo público.

La Economía Social y Solidaria representa la posibilidad de construir formas democráticas alternativas a la representativa, a partir del ejercicio de la democracia participativa, y en situaciones más desarrolladas alcanzan formas participativas y deliberativas, que se construyen como parte del ejercicio basado en el contenido de principios y valores de los organismos que forman parte del sector social de la economía.

Este fenómeno epistemológico – económico – social – político – cultural hace aparecer el concepto de la Economía Social y Solidaria de una manera dinámica, en permanente construcción, que ante la falta de implementación de políticas públicas de fomento y fortalecimiento del sector, así como la realidad compleja que plantea una relación dialéctica entre el orden y el desorden, dupla productora del principio de auto-organización en relación constante con el de auto-destrucción, se producen y reproducen otras formas humanas de relación.

Estas formas humanas nuevas de relación social, aunque no de manera exclusiva, se encuentran entre los grupos y organizaciones sociales que practican, en mayor o menor grado, la Economía Social y Solidaria y aunque en este momento su desarticulación, derivada de la falta de identidad como sector, determina la no presencia ni existencia de un movimiento social, si representan la existencia de un proceso que tiene como reto ofrecer respuestas en las que se considere la importancia y en consecuencia la transformación de un mercado subordinado a las necesidades para la reproducción de la vida en el amplio sentido de la expresión.


[1] Aquí retomamos el planteamiento teórico de Raúl Zibechi sobre los movimientos sociales en donde éstos se caracterizan por considerarse como la expresión que se coloca como una representación social organizada en un tiempo y en un espacio específico, que además observa una estructura compleja y acabada, orgánicamente hablando, y se constituye en una representación social masiva que tiene origen en la revisión y acción de la cosa pública (Rex publica), por tanto, los movimientos tiene su germen en la acción colectiva que, dependiendo del momento, el tiempo y el espacio, tiende a generar movimientos sociales, los cuales viven su propio ciclo y necesariamente desaparecen, con la condición de dar lugar a organizaciones sociales que en su propio desarrollo temporal dan origen a nuevos movimientos sociales (el tratamiento de la cosa pública provoca acción colectiva que puede llegar a estructurarse de una forma tal que origina los movimientos sociales, que al desaparecer dan pie a la existencia de organizaciones sociales originan nuevamente el ciclo).  

[2] Grupos Empresariales de Economía Social y Solidaria

[3] Organizaciones Sociales de Base Amplia

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