Cooperativa Pascual recuerda a sus caídos en medio del confinamiento masivo.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 25 de mayo de 2020
Ofelia del Carmen García Hernández, Carmelita, la mujer menuda y morena, que grita, que atrapa la mirada de esta imagen antigua durante una movilización del Día del Trabajo en el Zócalo murió el 15 de abril de este año del 35 aniversario de la cooperativa Pascual que ayudó a forjar.
Doña Carmelita no ocultaba su coraje contra el antiguo dueño de Refrescos Pascual, Rafael Jiménez, luego que mandó romper la huelga y sus gatilleros asesinaron a dos trabajadores, Concepción Jacobo y Álvaro Hernández, en la entrada de la fábrica en la calle Clavijero, momento clave que lanzó a “los patos” sin vuelta atrás.
Carmelita era una mujer sencilla. Hoy es recordada por recia, por formar el Comité de Lucha de Mujeres, por enfrentar granaderos y participar en la toma de la Secretaría del Trabajo para arrancar la titularidad del Contrato Colectivo a la Confederación de Trabajadores de México, del extinto Fidel Velázquez, y lograr el reconocimiento legal de la huelga.
Los actuales comisionados de la cooperativa han declarado que el 35 aniversario, será celebrado todo el año y con actividades públicas en cuanto la emergencia sanitaria lo permita.
En tanto, han pedido a los socios y trabajadores extremar medidas de cuidado; a los consumidores, mantener su preferencia al producto mexicano elaborado por manos cooperativas; y envían un agradecimiento a sus proveedores y socios comerciales.
Pandemia, momento de reflexión
Para Noé García Espíndola, presidente del Consejo de Administración, cuidar la salud interna y salir bien librados de la pandemia es prioritario.
Hacer una pausa y reflexionar sobre los proyectos que la cooperativa tenía en puerta también es necesario, dice. La expansión de Pascual con un par de proyectos de nuevas fábricas en Tabasco y Nuevo León, así como su crecimiento internacional, deberán ser evaluadas como el resto de sus prioridades cuando termine la pandemia.
Este bicho mundial les recuerda a “los patos” las otras crisis como en los años del “error de diciembre” de 1994; la pandemia de influenza por H1N1 en 2009, cuando también cerraron las escuelas; y la entrada del Impuesto Especial a la Producción y Servicios (IEPS).
Pero la situación actual también les recuerda su historia, edificada por momentos críticos, solidarios, derrotas y triunfos. “Hemos salido delante de muchas dificultades”, dice García Espíndola, “los fundadores nos heredaron esa lucha y eso ha permeado a las nuevas generaciones”, añade.
El actual presidente del Consejo de Administración es parte de las generaciones nuevas que conoció la historia de la cooperativa al compartir con los fundadores y con jubilados.
De iniciar como obrero general, al igual que muchos otros en Pascual, García Espíndola, terminó sus estudios de preparatoria y licenciatura con el respaldo de la cooperativa, fue escalando responsabilidades, hasta ser elegido consejero en dos ocasiones, esta última con la mayor responsabilidad.
El fabricón de todos
Otras colectividades se han inspirado en Pascual porque es una muestra de que los trabajadores organizados pueden hacer grandes cosas, dice García Espíndola. En 35 años de vida han acompañado movimientos sociales como aquél del que nació la cooperativa de llantas Tradoc, así como el de cajas de ahorro encabezado por Alianza Cooperativista Nacional.
Para García Espíndola el cooperativismo y la economía social son la alternativa real ante el fracaso de un modelo económico global mostrado en esta pandemia, “sin embargo no se le ha dado el apoyo necesario”, advierte. “El cooperativismo es una alternativa para el empleo pero también una doctrina”.
El 27 de mayo de 1985, luego de tres años de lucha, solidaridad generalizada y un laudo favorable a los trabajadores, nació la Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual con el “Proyecto Aguascalientes”: ocho camiones cargados con Boing salieron, primero de aquél estado, luego “del fabricón de todos” a conquistar el mercado.
Doña Carmelita fue contratada como trabajadora, luego invitada como socia, hoy junto con un puño de cooperativistas que se han adelantado es recordada con sana distancia.
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Hace más o menos 21 años en un viaje a la CdMx vi la planta de Pascual y quise visitarla. Muy amables, me guiaron en un recorrido para conocer la fábrica. Pascual Boing es el único refresco (soda decimos acá en el norte) que tomo cuando estoy.en el centro del país. Por sus sabores e ingredientes naturales me gustan más que ninguna otra bebida de su tipo. Al final manifesté al gerente que me atendió, mi intención de comercializar sus productos en mi estado porque estaba convencido de la aceptación que tendrían; me empezó a platicar acerca de los requerimientos. Al decirle que era para Baja California, o cuando menos para Mexicali, me comentó que no era posible ya que una persona tenía la exclusividad en la zona. Le respondí que cuando menos en mi ciudad no existía el producto. Como cosa perdida me dijeron el nombre de la señora. Poco después la busqué y ella misma me dijo que en efecto ella era la única autorizada para comercializar los distintos productos de Pascual en la zona, y cuando le pregunté si era posible que me vendiera sus derechos o me concediera autorización, me contestó que no era posible, porque Coca Cola le pagaba por no hacer nada, es decir, por no distribuir la marca de Pascual en la región. Me pregunto si a más de 20 años han cambiado las cosas, porque yo sigo interesado.
También fue importante en la formación de esta Cooperativa , la Asesoría del Centro Laboral “Demetrio Vallejo” con los compañeros Dionisio Noriega, Edgar Vizcarra y Raúl Pedraza entre otros activistas no menos importantes.
Como? Recuerdo que el atentado contra los trabajadores en huelga de la Pascual se dió frente a la planta de Insurgentes Norte, a un lado de la Clínica 24 del IMSS…..