De Pannagh a la Canna-Cola, la mariguana se posiciona como materia prima lúdica, terapéutica e industrial. CUPIHD presenta el modelo de Club Social Cannábico adaptado a la realidad mexicana.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 22 de noviembre de 2012
Mientras la legalización de la mariguana para usos médicos y lúdicos es una realidad en algunos estados de la Unión Americana, y montones de industrias se alistan para reactivar la economía en lo que se supone un boom de la hojita verde, en la Ciudad de México ya se plantea el nacimiento de Cooperativas y Clubes Sociales Cannábicos.
Canna-Cola el ejemplo industrial
Colorado y Washington fueron los primeros estados gringos en legalizar el uso de la mariguana para fines lúdicos, pero California está a un paso de su legalización.
Es ahí, en California, donde el año pasado comenzó la producción industrial de la Canna-Cola, bebida hecha a partir de mois, que de acuerdo a su creador, Clay Butler, es como una “cerveza light” .
La Canna-Cola se comercializó primero en Colorado en los dispensarios médicos donde asisten los consumidores de mariguana. Con un costo de 15 dólares, esta bebida se puede adquirir en los sabores de cola, limón, uva y naranja.
También en Colorado, la marihuana como materia prima para la industria médica ha facturado 181 millones de dólares desde 2010 y ha generado 4 mil 200 empleos, de acuerdo a cifras de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis. Con la legalización se espera un “boom” en la industria.
En Washington también se prevé un incremento de personas interesadas en comercializar los productos de cannabis. “Imagino que granjeros, panaderos y también tiendas de bebidas pueden querer productos con mariguana”, señaló a The Huffington Post, Alison Holcomb, directora de la principal asociación de apoyo a la legalización, New Approach Washington.
Pannagh el club social cannábico pionero (VIDEO)
El Club Social de Cannabis es un modelo propuesto por usuarios de mariguana surgido en el país Vasco en 2006. Pannagh fue el primer club cooperativo de cientos que ya existen en Europa agrupados en la Coalición Europea por Políticas de Drogas Justas y Eficaces (ENCOD, por sus siglas en inglés).
El modelo de Pannagh, propuesto por Martín Barriuso, supone una asociación sin ánimo de lucro de personas adultas, que organizan un cultivo profesional de cannabis en cantidades limitadas, apenas para cubrir las necesidades personales de los socios, con siembras producidas en cooperativas agroecológicas, con procesos sometidos a estándares de seguridad y calidad, sin publicidad y con asesorías técnicas para los casos que requieran terapias médicas.
Este modelo que implicaba la aceptación del consumo para fines terapéuticos y lúdicos sufrió un duro golpe el año pasado cuando un Juzgado de Bilbao ordenó el cierre del club y el arresto de tres de los socios bajo una acusación de “supuesto” tráfico de drogas.
A pesar de que la investigación del tráfico de enervantes apenas se está realizando, el juzgado 6º de Bilbao decomisó la mariguana que había en Pannangh de más de 300 socios.
“Los socios han tenido que buscarse la vida, algunos con problemas médicos graves han tenido que acudir a otras asociaciones. Antes de decidir si lo que hacía la asociación es delictivo o no, se le está dejando morir”, señaló Barriuso.
El también presidente de este club pionero ha considerado su detención como un pretexto de la policía municipal por cumplir estadísticas, pues al momento cuatro tribunales han considerado legales sus actividades.
Cooperativas y Clubes Sociales Cannábicos en México
Recientemente en nuestro país, el Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas (CUPIHD), presentó una propuesta de Clubes Sociales Cannábicos, adaptada a la realidad mexicana, bajo el esquema cooperativo sin fines de lucro.
Luego de elaborar un estudio sobre el mercado de la mariguana en la Ciudad de México y la aplicación de las leyes en esta materia, Jorge Hernández y Carlos Zamudio, integrantes de CUPIHD, plantearon la creación de estos clubes para su uso médico y lúdico, limitar el mercado negro y generar una actividad económica fiscalizable por las autoridades.
Para ser socio en el modelo mexicano hay reglas como tener la mayoría de edad, ser invitado por otro integrante y conocer los riesgos del uso de la cannabis.
Bajo un esquema similar al de las cooperativas de consumo, los Clubes Sociales Cannábicos plantean la necesidad de crear un circuito cerrado de producción y autoconsumo, eliminando a intermediarios o dealers.
“Beneficia también al cultivador y/o productor de la planta, que encuentra en este espacio una actividad más de sustento como actividad agraria y económica. De este modo, el productor tiene contacto directo con el usuario y se elimina entre ellos al intermediario, quien cumple en la actualidad con el papel ilegal del proceso”, sostiene el estudio.
Reconoce CUPIHD que para llevar a cabo esta propuesta se requeriría modificar las disposiciones legales que impiden el cultivo de mariguana y “legalizar la figura de cultivo personal y comunitario sin fines de lucro y para uso exclusivo privado”.
Para conocer el planteamiento completo de CUPIHD dele click aquí.
La Coperacha