Dulce, picante y salado, todo en La Floresta

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Preparamos alguna receta, y la sometemos a prueba en los parques de la colonia

La Coperacha // Colaboración especial de Eunice Lozada
Ciudad de México // 13 de febrero de 2014

La mamba negra es una serpiente africana considerada la más peligrosa del mundo, por ello su nombre e imagen conforman la etiqueta de la salsa más picosa y exótica de los productos “La Floresta”, hecha con chile habanero y chocolate, celebrada por el mismo José Ramón Castillo, chocolatero mexicano reconocido a nivel internacional.

El sabor de esa salsa encumbra el trabajo de “La floresta”, una cooperativa familiar que está por cumplir cinco años con la elaboración de salsas, mermeladas, aderezos, jaleas y chocolates, todos ellos ubicados dentro de lo gourmet, no sólo por el buen sabor de los productos, sino por la calidad de cada uno de sus ingredientes y la complejidad de su elaboración.

“La gente que nos consume está interesada en el sabor, se cree que todos se van por el precio, pero hay muchos interesados en el buen comer, están cansados de tanto sabor sintético”, afirma Marta Guerrero de 72 años, encargada de la administración de la cooperativa. Ella trabaja en conjunto con su sobrina Rosa María Guerrero, de 56, y los hijos de ésta: Magaly, la chef encargada; Natalia, maestra panadera de formación; y Arturo, diseñador gráfico, los tres alrededor de los treinta años.

Una vez que tomaron el taller de cooperativismo, otorgado por el Gobierno del Distrito Federal en 2010, y que su proyecto fue aprobado para recibir un apoyo económico, adaptaron el primer piso de su casa para hacerla el centro de operaciones donde estuvieran los refrigeradores, la cocina y la tienda de origen. Comenzaron ofreciendo 10 productos en una feria delegacional, plataforma de gran valor para las pequeñas y medianas empresas, y de ellos destacó su mermelada de maracuyá de la que Rosa María se muestra orgullosa, pues asegura que su sabor agridulce es de los preferidas de la gente.

Actualmente su labor no sólo en la cocina, sino en la investigación gastronómica, los ha llevado a ampliar sus productos a cerca de 120. Las líneas que manejan son: las salsa bravas gourmet donde mezclan el chipotle con la fresa, el chile Catarina con cacahuate o el guajillo con la piña; las salsas botaneras, de mango con habanero o granada con morita; las salsas extrapicantes, como la de 13 chiles con jengibre y coco o la mezcla de chiles con tequila, o la de chile habanero con frutos tropicales; las mermeladas, desde las de sabores tradicionales hasta las de piña con azafrán, manzana con canela o zapote con naranja y oporto. Los aderezos, las conservas, los vinagres y las flores de sal completan su línea de lo salado, mientras los chocolates gourmet lo hacen con la dulce.

Rosa María y Natalia me cuentan que es de libros de la historia de la gastronomía y recetarios antiguos de donde han sacado ideas y adaptado las recetas que conforman su repertorio. “Nosotras preparamos alguna receta que nos parezca atractiva y las sometemos a prueba en los parques de la colonia, con nuestros vecinos hacemos el estudio de mercado”, cuenta Natalia. La mermelada egipcia, hecha con higos, dátiles y uvas, es una de las consecuencias de esas investigaciones.

Trabajar en el modelo cooperativo es algo que les acomoda por su relación como familia, pero además porque coincide con su manera de percibir el trabajo “Nosotros nos surtimos de los productos de otras cooperativas y nuestros puntos de distribución son pequeños comercios, no nos interesa entrar a los supermercados, en donde el pequeño productor siempre pierde, queremos crear un círculo en el que las pequeñas y medianas empresas nos apoyemos, sobre todo si somos cooperativas”, afirma Rosa.

Su tienda de origen se encuentra en el norte de la ciudad, en el número 12 de la calle Rubí, en la colonia Estrella de la delegación Gustavo A. Madero. De allí distribuyen sus productos en la cooperativa Malinalli, en Azcapotzalco, y en Centro de Articulación Cooperativa de Tlahuac, al sur- oriente del Distrito Federal. También participan en diversas ferias y exposiciones gastronómicas en donde han contactado a otras cooperativas con las que han enriquecido su labor, como Labizet, Agro productores los limones, la Miel de San Andrés Tenextitlan, entre otras.

Durante la entrevista las tres hablan al mismo tiempo, sus opiniones se complementan, son tres generaciones diferentes trabajando con una misma idea Con la Mamba negra “fuimos la única cooperativa que estuvo dentro de la Galería de productos destacados de la expo Alimentaria México 2013, con esto demostramos que el trabajo de las cooperativas sí vale y mucho”, asevera Rosa María. “Nosotros hacemos las cosas con una premisa, vendemos lo que queremos comprar, creo que eso y la constancia han sido parte de nuestro éxito.” revela Natalia, mientras que Marta reflexiona “Se trata también de re educar el paladar del mexicano, porque ya nos acostumbraron a los sabores artificiales de los productos en lata, varios se sorprenden porque o reencuetran los sabores que conocieron con sus abuelas o hay otros que los prueban por primera vez y les gusta la idea de consumir lo natural, ahí está nuestra labor.”

La Coperacha

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