“Resistimos para un mundo sin minería y sin machismos”.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 09 de marzo de 2020
“El modelo extractivo minero no duda en asesinarnos, desaparecernos o enfermarnos”, denunciaron mujeres defensoras de la tierra y el territorio, campesinas, indígenas, maestras, educadoras e investigadoras de diferentes lugares del país que integran la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).
A través de un ejercicio de reflexión REMA-Mujeres calificó de feminicida la actividad minera, la cual, dijeron, es una de las caras más visibles del sistema patriarcal “que estamos dispuestas a derribar”.
En México, apuntaron, las 25 mil concesiones a empresas mineras “afectan de manera irreversible a nosotras las mujeres, porque rápidamente nos vemos despojadas de nuestro territorio, de nuestros bienes naturales, de nuestra agua limpia, de nuestra salud, de nuestras familias y de nuestra vida”.
La minería contamina el agua y devasta sistemas ambientales, señalaron; pero afecta particularmente a las mujeres: “nos provoca abortos y partos prematuros muchos de ellos con malformaciones, retardo en el crecimiento, disminución cognitiva, disminución en la capacidad perceptiva y motora, daños neurológicos y neuro-psíquicos severos, cáncer, parálisis, deformaciones óseas, osteoporosis”.
Cuando la minería llega a las comunidades comienzan las campañas de desprestigio y las mujeres son las más afectadas, apuntaron. “Cuando las familias se confrontan, somos nosotras quienes terminamos desafiándonos entre nuestras hermanas, primas, tías, abuelas, madres, mientras los hombres dirimen nuestro destino por dádivas y dinero fácil”.
Además, se termina la solidaridad y protección comunitaria, pues “cuando nosotras nos oponemos a algún proyecto minero, terminamos siendo estigmatizadas, difamadas, violentadas, criminalizadas y, en ocasiones, asesinadas”, alertaron.
Las defensoras denunciaron que con la minería llegan trabajadores de otros lugares, policías, militares y crimen organizado, esto incrementa el alcoholismo, tráfico de drogas y trata de personas, que pone en riesgo a las mujeres y a sus hijas. Se incrementa la violencia, desapariciones forzadas, acoso sexual, violaciones y restricción de la libertad, acusaron.
La llegada de la minería se acompaña también del despojo del territorio, afirmaron. Ahí es donde se encuentra la tierra que permite una economía local, “el territorio nos proporciona libertad frente al control que los hombres (padres, hermanos, esposos) pretenden tener sobre nosotras”. Al ser despojadas se afecta la determinación plena y libre, señalaron.
REMA-Mujeres se sumó a las denuncias del sistema patriarcal, pero también “denunciamos la violencia que vivimos en nuestras casas y comunidades, y con nuestros compañeros adentro de las resistencias cuando no nos respetan o valoran”.