En el mundo del mezcal, las cooperativas también son opción

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Real Minero, un legado familiar que trasciende.

La Coperacha // Colaboración especial de Eunice Lozada
Ciudad de México // 26 de febrero de 2015

Eran principios de la década de los 80 cuando don Lorenzo Ángeles ya tenía su propio palenque para destilar mezcal en Santa Catarina de Minas, Oaxaca, región de los Valles Centrales. En aquella época don Lorenzo producía sólo los litros necesarios para el consumo local y para mantener a su familia. Era el tiempo en que al mezcal se le consideraba como bebida de campo porque su producción y consumo se limitaba a algunos poblados de Oaxaca, Guerrero, Zacatecas, Michoacán y otros estados que ahora tienen denominación de origen.

La situación ha cambiado mucho a favor del mezcal en la última década. La bebida cada vez es más consumida en distintas capitales del país e incluso en el extranjero, al punto de que el número de marcas registradas ha aumentado más del 560% del 2005 al 2012, de acuerdo al Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal (Comercam).

En ese contexto, fue en 2006 cuando la familia Ángeles Carreño, asesorada por la Ing. Liliana Luna, decidió dejar de ser persona física ante las autoridades para conformarse como la cooperativa familiar “Mezcal de los Ángeles”, pues su objetivo principal al cambiar de régimen era mejorar la calidad de vida de todos los socios y contribuir al mismo tiempo al desarrollo de su zona de producción.

La cooperativa tiene una estructura básica y si bien don Lorenzo aún sigue como el maestro mezcalero, ahora son sus hijas las encargadas de las áreas de administración, ventas y comercialización. Graciela Ángeles es la más visible en los medios de comunicación, ella ha crecido con el mezcal y ha vivido de él, por eso tiene toda la autoridad para hablar a periodistas e interesados en general sobre la muy particular producción del mezcal “Real Minero”.

“Nuestro proceso no está diseñado para producciones masivas, por lo que de origen son producciones pequeñas o nada tecnificadas”, explica Graciela en entrevista con La Coperacha. Su producción está basada en agaves silvestres, seleccionados por el maestro mezcalero, que pueden ser un espadín, un tobalá, un arrobeño, un tobaciche, entre otros que se encuentran en sus campos. Si bien la cocción y la fermentación se realizan como lo dicta la tradición popular, su producción se distingue por su destilación en ollas de barro y que, aunque predomine el sabor de un tipo de agave, por lo general su mezcal resulta de una mezcla de varios de éstos.

El fruto
La principal intención de don Lorenzo al vender su mezcal fue siempre poder costear la educación de sus hijas y es en estos días cuando él ha visto el fruto de ese esfuerzo, pues han sido ellas quienes han proyectado la producción de “Real Minero” más allá de Oaxaca e incluso del país, al ser un mezcal de exportación.

Y es precisamente el peso que ahora tiene la participación femenina en una cooperativa mezcalera lo que también ha marcado un cambio de procesos no sólo a nivel interno, sino al exterior, así lo explica Graciela:

“La participación de las mujeres en la industria siempre ha existido (mi bisabuela era el brazo derecho de mi bisabuelo en el negocio), sin embargo los espacios que ocupaban antaño eran diferentes, lo hacían desde su casa, nunca o muy rara vez iban al palenque, nunca trataban con los empleados, pues eso lo hacían los hombres, había una división del trabajo basada en el género. En nuestro caso, hemos dado el salto ocupando espacios antes exclusivos de los hombres, ha sido difícil, pero la gran ventaja es que en nuestro palenque quienes nos apoyan son en su mayoría hombres jóvenes y se han adaptado más fácilmente a las reglas, el orden, la disciplina y ante todo, a que su jefa sea una mujer”.

Uno de los logros de esta cooperativa familiar, precisamente, ha sido el vínculo creado con la gente de la comunidad a quienes han empleado y han podido apoyar con préstamos para construcción u otros gastos. Al mismo tiempo, la difusión de su trabajo ha permitido que Santa Catarina de Minas sea reconocido como un pueblo mezcalero, pues ya también se han abierto nuevos palenques en la zona.

Si bien la familia Ángeles es respetuosa de los distintos procesos que otras marcas han implementado para la obtención de sus mezcales, sus miembros se han mantenido firmes en continuar con el legado artesanal de don Lorenzo. Ahora, el esfuerzo de la nueva generación ha radicado en hacerse cargo del proceso completo de producción y de ofrecer su mezcal directamente al consumidor, sin intermediarios. Es claro que en ello no sólo han tenido éxito, sino que han logrado posicionar su marca como una de las más importantes en el mundo mezcalero, además, con un trasfondo cooperativista.

Foto: Real Minero

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