Ante falta de información, temen que proyecto legitime y amplíe quema de residuos en hornos cementeros.
Organizaciones y personas científicas y académicas expresaron su “alta preocupación” ante el anuncio del gobierno federal sobre crear el “complejo de economía circular más grande del mundo en Tula”, pues temen que sirva “para legitimar y acelerar la quema de residuos en hornos cementeros y en incineradores”.
El pasado 11 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum y la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena, hicieron público el proyecto del primer parque industrial de economía circular en lo que fuera el proyecto de la Refinería Bicentenario, ubicada en Tula, Hidalgo.
En esa ocasión la mandataria mencionó que “la basura inorgánica puede reciclarse en productos, volviendo a entrar en una cadena productiva. La orgánica puede usarse en plantas de composta o tecnologías como el carbón vegetal, que puede ser utilizado en termoeléctricas o como fertilizante”.
Ante la falta de información específica, organizaciones como Greenpeace, Colectiva Malditos Plásticos, Acción Ecológica, solicitaron una reunión con la titular de Semarnat, para plantearle sus preocupaciones y exigencias sobre el mencionado proyecto.
Entre ellas, señalaron en un comunicado, que se otorgue la información completa del proyecto, que se garantice una política pública que no promueva ni permita la incineración, coprocesamiento, o WTE (waste to energy) como mecanismos de gestión de residuos bajo el “maquillaje verde de economía circular”.
También exigieron que no se autoricen incrementos en los porcentajes de sustitución de combustible alterno en hornos cementeros, lo que significaría mayor quema de residuos. Así mismo, que los residuos municipales no sean gestionados a través de tecnología térmica o quema de residuos ni como sustitución energética.
“La quema de residuos no debe considerarse como energía limpia ya que muchos de ellos son plásticos y otros materiales que contienen aditivos y sustancias tóxicas que al liberarse, forman sustancias que alteran el sistema endocrino, producen cáncer y no ayudan a mitigar el cambio climático”, afirmaron las organizaciones.
Señalaron además, que dicha incineración produce grandes cantidades de bióxido de carbono, contaminantes orgánicos y cenizas, que son residuos peligrosos y sólo agravarán la crisis ambiental y de salud que ya sufren las comunidades locales.
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