Un 19 de septiembre

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Una de las cicatrices más dolorosas de nuestro país, el temblor del 85 es un parteguas en el actuar de la sociedad civil organizada que marcó el despertar hacia la solidaridad y el trabajo cooperativo.

Pablo Correa
Ciudad de México // 19 de septiembre de 2013

Los años ochenta se partían por la mitad y Rita Reséndiz que rondaba por los 23 años vivía en los multifamiliares de la colonia Roma cuando la ciudad se vino abajo. Su vida cambió de manera radical y ante el shock que aquello significó, como mucha gente, se convirtió en rescatista.

Para Rita de la cooperativa Mujeres Alfareras de Tláhuac, esta fecha la llena de recuerdos. “Vi morir a mucha gente”, me narra por teléfono.

A 28 años…
A 28 años de aquel temblor que, como dicen, “movió conciencias”; los simulacros anuales resultan para muchos cotidianos y hasta fatigosos. Algunos oficinistas de edificios céntricos ni siquiera se atreven a bajar y desalojar sus áreas de trabajo, otros, aprovechan para tomar el desayuno.

No así, para quienes todavía tienen las imágenes de aquella funesta fecha en la piel y la memoria. A veces, cuando se aparece un temblor, a muchos les llega una ola de recuerdos y escombros que pueden dejar paralizados.

El despertar hacia la solidaridad
La reconstrucción después de 1985, tuvo entre sus cómplices solidarios a muchas mujeres. “Fuimos a prestar ayuda con las compañeras que trabajaban en edificios que se habían caído y ahí conocimos a las compañeras de la Cooperativa Centro”, recuerda Doña Tere, de la cooperativa de costureras Mujeres para hoy.

“De pronto me vi compartiendo con otros damnificados en casas de campaña en un camellón de la colonia Roma”, dice Rita, integrante de Mujeres Alfareras de Tláhuac.

“Me convertí en rescatista y poco después empezó esta historia de ceramista”.

Parteguas en el trabajo cooperativo
Del suceso del 85 nacieron muchas iniciativas cooperativas de las cuales se ha documentado poco. Cooperativas de costura, vivienda y de abasto; o de cerámica como la Cooperativa Roma-Doctores de la que fue parte Rita Reséndiz, experiencia que le ayudó a organizar lo que hoy es la cooperativa Mujeres Alfareras de Tláhuac.

El trabajo de la cooperativa Mujeres para Hoy también se remite a esa fecha. Pues al rescate y a la reconstrucción, siguieron las manifestaciones y marchas en apoyo a las mujeres que eran trabajadoras de fábricas textiles.

En esa inercia conocieron a otras iniciativas sociales como la Cooperativa del Centro con las que poco después se unieron para producir y distribuir pañales.

Doña Esther Macareno, quien es parte de Mujeres para Hoy, trabajaba en uno de los edificios textiles de la calle 20 de noviembre que se derrumbaron. “Después me encontré con las compañeras de Mujeres para Hoy y me integré a trabajar con ellas”, explica.

1985 para estas mujeres no es una fecha o aniversario más. A pesar de los lugares comunes que puedan visitarse en este aniversario, aun todavía hay historias que desenterrar.

Así sucede para Rita, quien desde el 1985 vive de la alfarería. “Fue un despertar político, pues no tenia nociones de la situación del país hasta ese entonces”.

Esa fecha significa mucho para mí, “fue como renacer”.

La Coperacha

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