Cooperativa Car-Can, otra oportunidad para las mascotas

“Antes de que estuviéramos nosotros la única alternativa en los consultorios veterinarios era la eutanasia”.


La Coperacha // Pablo Correa
Ciudad de México // 06 de Junio de 2014

Hace 8 años, Rufo, un perro de raza Pastor Alemán con displasia de cadera, una malformación en la articulación de la cadera y la cabeza del femur; le fue llevado al médico veterinario Francisco Javier Herrera. El reto era construirle un carro o silla de ruedas para que la mascota pudiera caminar.

En el 2006 el veterinario Javier tuvo que recorrer muchas facultades de la universidad con el fin de encontrar información y conocimiento sobre las sillas. En ingeniería, arquitectura e incluso la propia facultad de veterinaria, no encontró nada.

“Me di cuenta que estábamos muy atrazados, pues en Europa ya había avances de carritos (para mascotas). La primeras sillas se hicieron a finales de 1800, como ves no es algo novedoso”, narra.

El primer prototipo le funcionó a Rufo, y así comenzó una larga investigación y desarrollo de aparatos que hasta ahora han ayudado a cerca de 3 mil mascotas y pequeñas especies a caminar por la casa y por la vida.

La eutanasia ya no es una opción
Car-Can es una cooperativa familiar que desarrolla servicios médicos para mascotas, aunque se distingue principalmente por construir carritos o sillas para mascotas que han llevado a países como Guatemala, Perú o Estados Unidos, también desarrolla la rehabilitación y terapias para animales.

“Antes de que estuviéramos nosotros, la única alternativa en los consultorios veterinarios era la eutanasia, así fue que comenzamos a diseñarlos”, explica el médico veterinario Zootecnista Francisco Javier.

El diseño y desarrollo de estos carros es propio de Car-Can, está patentado y de ocho años para acá han mejorado tanto en diseño como en materiales.

Terapias
La cooperativa Car-Can tiene implementadas una gran cantidad de terapias para mascotas ya que la rehabilitación también es gran parte del trabajo. Estas, van desde la acupuntura, homeopatía, magnetoterapia hasta la ozonoterapia.

La doctora Alejandra Ríos es quien se encarga de llevar acabo las terapias de acupuntura a los pacientes de Car-Can, reconoce que este tipo de tratamientos no son tan comunes en México, pues “es relativamente nuevo”.

Algo que distingue a Car-Can, es que las terapias que ofrece son muy accesibles. “Realmente veterinarios certificados habemos muy pocos en cuanto terapias complementarias”.

Ciencia Quirofísica aplicada a los animales
Xochitl es la hija del médico Javier Herrera y desde muy pequeña comenzó a trabajar en refugios caninos y otras asociaciones como voluntaria. Aunque ella estudió Ciencia Quirofísica en humanos, influida por la actividad de su padre, ha adaptado su área de conocimiento a los animales.

Así han aportado en nuevas terapias para mascota, y combinan las terapias alternativas como la hidroterapia con la herbolaria tradicional.

Apadrinamiento
Entre playeras contra el maltrato animal y algunos pacientes que esperan turno, Javier platica del programa de apadrinamiento, iniciativa de Car-Can.

“A través de las redes sociales, si tenemos un perrito discapacitado sin dueños o recogido de la calle, difundimos para saber quien puede financiar su silla de ruedas o tratamiento. Siempre sale una persona, gracias a nuestra credibilidad en menos de una hora ya tenemos un padrino”, detalla.

El padrino debe ver por la mascota y acomodar al perro en un hogar, y ver porque la mascota tenga un protector. Esta iniciativa de Car-Can ha podido acercar a unos 150 padrinos.

El caso de Tribilín
Las experiencias trágicas aquí abundan, muchas pueden tener un final feliz. El caso del perro Tribilín es una de ellas. Anteriormente Tribilín vivía en un albergue, un día perdió la fuerza en sus patas traseras, dejó de caminar y su masa muscular se redujo.

“En Car-Can le hicimos lo que son las terapias, pero se lo llevaban y volvía a recaer. Rehabilitación física funcional, baños de plantas medicinales y con el uso de silla de ruedas se pudo rehabilitar, actualmente brinca, juega y es mi perro”, dice Xochitl.

La investigación es diaria y no termina
El médico Javier nos explica que en la cooperativa Car-Can “la sillas no se trabajan en serie, pues son como un trabajo a la medida, sillas para cada perro, tomamos medidas, tenemos que saber en donde va a vivir el animal, si es terracería, jardín o en una casa normal”.

“No es la cantidad de sillas que hacemos, es la cantidad de perros y mascotas a las que hemos podido cambiarles la vida”.

Cooperativa Car-Can es integrante de la red de cooperativa “G-50”

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