Desde la Comunalidad
Jaime Martínez Luna
Guelatao de Juárez, Oaxaca // 9 de julio de 2019
Pensar en elevar a categoría académica la sabiduría que generan los pueblos oaxaqueños es más que una necesidad. Significa reconocer la profundidad conceptual del pensamiento comunitario. Implica entender que subyace al razonamiento comunal, una filosofía específica, que ha sustentado la resistencia de siglos. Desglosemos estos argumentos, a propósito de las futuras Leyes Reglamentarias que en este momento están en debate.
1.- Que los pueblos originarios asentados en territorio oaxaqueño, (y en otras regiones del país) durante más de cinco siglos han tenido la capacidad de organizar un modo de vida que les permite reproducir una visión propia, en todas sus dimensiones.
2.- Que su modo de conceptuar y vivir la vida, les aporta un cúmulo de experiencia y tecnologías que han sistematizado y usado en la realización plena de su existencia.
3.- Que esos saberes aparentemente dispersos, no se incluyen en los planes de estudio oficial, y que por lo contrario son concebidos como un obstáculo para el “desarrollo”.
4.- Que ha sido con y por ese conocimiento, que los pueblos indígenas cuentan en la actualidad con las reservas naturales más y mejor protegidos en el País, y la más participativa manera de tomar decisiones.
5.- Que el tratamiento de sus territorios obedece a una filosofía específica y a una cosmovisión propia, por ahora excluida o menospreciada por la experiencia científica y tecnológica fundada en procesos de generación de valor.
6.- Que el conocimiento de los pueblos originarios, que por ahora son sólo materia prima de la tecnología hegemónica, (ha dialogado permanentemente con los principios Universales) está fundamentado en principios de orden científico como lo es la observación y la experimentación.
7.- Que la visión originaria se asienta en la lógica natural y científica, que permite el diseño y construcción de un conocimiento que no puede ser realizado mediante mecanismos convencionales de la educación y evaluación oficial.
8.- Que la participación concreta en los servicios para el bien común, es la personalidad de los pueblos originarios, y que la educación comunal se asienta en esta participación mediante la dotación de espacios como de la colaboración en las acciones educativas.
9.- Que los preceptos jurídicos internacionales y nacionales, respetan las capacidades internas de los pueblos indígenas para autoregularse y educarse, y que Oaxaca específicamente cuenta con normas que reconocen éstas capacidades primordialmente en su organización política.
10.- Que el magisterio oaxaqueño, ha integrado un plan educativo (PTEO), que se asienta en los saberes comunitarios y por lo tanto en la comunalidad, y que su formación profesional para la realización de su labor, requiere de esta propuesta profesional.
11.- Que para realizar la interculturalidad, sobretodo, necesita del fortalecimiento de lo propio comunal, como base para el reconocimiento de lo universal en equidad de circunstancias, así como el reconocimiento de lo universal.
Si estos argumentos, para reconocer la sabiduría de los pueblos originarios, no son suficientes para ser respetados y extendidos en cualquier tipo de universidad, definitivamente somos pura rebeldía sin causa.
Imagen: Rodolfo Morales (Ocotlán de Morelos, Oaxaca 1925- 2001) Canasta de Flores. Óleo sobre tela.
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