Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca // 31 de marzo de 2020

El haber separado a la naturaleza de la sociedad, motivó el razonamiento de que la naturaleza está al servicio de la sociedad. Es por ello que desde que se nace, todo exterior se convierte en una posibilidad de muerte. Desde las bacterias que habitan un ambiente se suelen eliminar con todo tipo de instrumentos.

El piso ofrece obstáculos que posibilitan la muerte, es por ello que el cuidado a los bebés, que empiezan la experiencia de caminar, suele reclamar gran tiempo. La muerte es un enemigo a vencer, la ciencia se orienta a investigar todo habitante externo que se cuela a nuestro interior, para evitar estragos en nuestro organismo. En fin, la sociedad en el Poder, no escatima recursos con tal de garantizar existencia. Desde ésta perspectiva, la vida se convierte en un interminable proceso de lucha en contra de la muerte.

Resulta paradójico, que la gran mayoría de acciones, que se realizan para Reproducir Poder, garantizarse la Propiedad, y asegurar resultados lucrativos del Mercado, estén acompañadas de un proceso violento hacia la muerte del otro.

La fabricación de armas para la guerra, que no sólo alimenta rivalidades de carácter  imperial, que incluso usan al narcotráfico para apoderarse de todo, y controlar el mercado de todo, para consolidar el Poder Financiero, son demostraciones que hacen del Cáncer una enfermedad casi incurable, de mucho mayor eficiencia que las pandemias.

Conservar la vida, utilizando la muerte para mantenerse en el Poder, resulta una gran contradicción, razonamiento propio de una civilización de Muerte que simula preocuparse por la vida y de paso pretender la eternidad. Esta contradicción, demuestra el laberinto sin salida, en la que no hace vivir la civilización occidental.

Hoy por hoy, nadie cree ser parte de la Naturaleza, vive de y en contra de ella.  

Por lo contrario, toda sociedad umbilicálmente ligada a la tierra, nos demuestra que la muerte ni se busca, ni se impide. Se concibe la vida como un paso a transitar como ser que es parte de un todo, ese sí eterno, que puede imaginarse o interpretarse, pero no se sueña más que en compartirlo, en el tiempo y el espacio en la que nos toca ese proceso de existencia.

No es malo, cuidar la vida, pero sustentarla en la muerte si lo es. Es esto lo que debemos reflexionar, en estos momentos que cuidamos la vida de los otros, cuidando la nuestra.

Imagen: Francisco Toledo ((Juchitán 1940-2019).  Autorretrato saludando. 1992.

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1 COMENTARIO

  1. La “vida” inventó la muerte ya no como un simple accidente sino como algo inevitable: nos entrega ya “formateados” para morir a fuerzas. Sin eso el espacio se nos agota mucho antes de lo que ya lo hará, sobre todo si nos rehusamos a morir… Y finalmente, qué poca imaginación tendrán, ¿o demasiados remordimientos?, quienes quisieran quedarse aquí para siempre …in saeculam seculorum …¡qué horror!

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