Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

Creo que pensar en que se estimule la participación política de la ciudadanía en la elección de sus representantes, es un verdadero sueño. Todos los inconformes con una elección partidista, nos basamos en la aspiración de una mayor participación de los pueblos y ciudades en las elecciones. Y nuestras propuestas nacen del ámbito comunal que realmente se da en varias entidades de la República. Claro, como proviene de regiones habitadas por “ignorantes” “indígenas” no son ni escuchadas, menos atendidas.

Es increíble pero cierto, que la experiencia de siglos mantenida casi en “la clandestinidad”, salvo en Oaxaca, se menosprecie y ni siquiera se vea en el cine o en documentales. Experiencia política de calidad de elevadísima participación, que podría ser una fórmula adecuada para lograr una verdadera Gobernabilidad, reduciendo con la participación la violencia que genera la competencia mercantil de figuras que sobresalen solo por su agresividad e impostura ante la gente.

Pensar en una asamblea en lugar del voto en una urna, es impensable. Sin embargo, la violencia por adjudicarse los espacios destinados para habitantes de regiones originarias y afrodescendientes, se incrementa en las actuales elecciones. Muchos se autonombran “indígenas o afros”, con tal de ocupar una curul como diputado, presidente municipal, o gobernador. Tan bajo se cae, que es más fácil comprar un huipil, que realmente trabajar al servicio de una comunidad. Es más fácil mentir, que trabajar con la gente.

Es todo esto lo que nos lleva a pensar que existen otros caminos.

Un camino difícil para quien aspira al poder es: la asamblea. Difícil, porque en una asamblea tu demuestras trabajo, no discursos. Y los políticos que son una verdadera mafia, ni siquiera imaginan trabajar, y mucho menos trabajar sin remuneración.

Porque debemos reconocer que para figurar hay que invertir capital, lo mismo que para obtener prebendas, o sea contratos, puestos, chambas, necesitas de capital, por lo menos para invitar las chelas a tus posibles padrinos. He ahí, por qué la delincuencia organizada interviene, porque tiene capital para apoyar a aquellos que lo necesitan y les permita trabajar.

Imaginar una asamblea para definir quién en verdad se merece la elección suena a una canción romántica, sin embargo, si se quiere una mayor participación, disminuir las desigualdades económicas en la sociedad, es importante dar el salto hacia lo cualitativo, hacia la asamblea, empezando por Oaxaca. Quien, a pesar de reconocer el municipio de Sistemas Normativos Internos, en las elecciones generales para gobernador, diputado o presidente de la República, no reconoce el voto comunal, (claro, tampoco se ha pedido) que sería un resultado más dialogado, más debatido, que le diera a la elección, no solo legalidad sino legitimidad.

Por ahora es importante señalar que cada vez es más urgente que se visibilice la experiencia que se vive en Michoacán, en Chiapas, en Tlaxcala, en Guerrero, donde la elección comunal a través de consejos nombrados en asambleas, respeta la participación del pueblo en las decisiones que les atañen directamente.

Imagen: Filogonio Naxín (Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca, 1986). Mural de su exposición “Ngasundiera Naxín, un fragmento del cosmos”.

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