Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

A recientes fechas se ha hablado mucho de los “intelectuales” y el poder. Todos hacemos interpretaciones desde la historia, desde la actividad, desde la incidencia que se tiene en la sociedad que nos envuelve. Todo es una discusión que pareciera no tener una explicación salvo la que nos guste y apoyemos.

Nosotros pensamos que los llamados intelectuales no son más que grupos, u organismos que buscan influir en las decisiones del sector que decide lo que se debe hacer en el territorio que les interesa y en el cual se desenvuelven. Es decir, son grupos de ideas afines, que simplemente buscan el poder para imponer sus razones o su visión.

A los que les interesa la economía, la política, la sociología, la cultura, tienden a agruparse, unos para simplemente defender su hacer, haciendo que se comprenda, otros buscando imponer sus principios, divulgándolos como los más avanzados y que por ello deben ser tomados en cuenta. Se nuclean básicamente en Universidades, en centros de investigación, en colegios “superiores”, en proyectos de difusión de ideas, como son revistas, libros, etc. O sea, se juntan para incidir en el poder de determinada corriente de ideas o bien para impulsar sus conceptos en todo espacio en el que puedan ser escuchados.

La mayoría de ellos, se relacionan familiarmente con empresarios, con políticos, y ascienden en las estructuras de poder. Como embajadores, agregados culturales, como asesores de Secretarios de Estado, o como directivos de todo espacio académico. Lo que los caracteriza, es tener un lenguaje florido que les aporta una aureola de inteligentes, de estudiados con una enciclopédica información de todo tipo.

Al navegar el mundo del poder con la “brillantez” de sus conceptos, inciden o influyen en los espacios de toma de decisiones. Y claro, cuando no son tomados en cuenta, su propia palabra se convierte en el arma de ataque para quien no obedece sus consignas. Con esto, son grupos que obtienen privilegios de toda índole.

Nosotros creemos que la intelectualidad está en todos, es decir todos tenemos la facultad de pensar y de proponer ideas para mejorar las condiciones de vida de la gran mayoría. Nuestras propuestas se concretan en lo cotidiano, no se aspira a la popularidad superficial, sino a la realización comunal de nuestras propuestas. En este sentido, la concreción de nuestras ideas, no son más que tareas que se debaten en espacios concretos que decide el hacer comunal. Todos somos en este caso intelectuales, porque pensamos nuestro andar con los demás. Y si todos somos pensadores de nuestra realidad, la categoría de intelectual desaparece, y solo queda la apreciación de grupos en busca del poder, de privilegios, que se juntan para influir y gozar de esa situación.

Seguramente habrá quien afirme que hay una gran masa manipulada a la que se debe educar y son ellos los intelectuales del poder, quienes lo deben hacer. Estamos en contra de esto, pues cada quien es resultado del ámbito que habita, de las personas que le acompañan, del trabajo o acción que realizan y cuyo resultado celebran como mejor lo puedan y quieran hacer. Por lo tanto, toda calificación de los otros no es más que la prepotencia con la que se asumen aquellos que se consideran superiores a los otros y que por lo mismo deben ser escuchados.

Darle voz a esos “intelectuales” es dar continuidad a las desigualdades y a la ignorancia que separa los unos de los otros. Debemos reconocer que todos respiramos y por lo tanto pensamos nuestro andar.

Imagen: Alejandro Santiago (Teococuilco, Oaxaca, 1964 – Oaxaca, 2013). Sin título.

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