Con brindis y quesos artesanales inicia proyecto que pretende construir un buen vivir urbano.
Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 25 de julio de 2017
En la mixteca alta Oaxaqueña, en Santiago Metatlán, una familia mezcalera produce con paciencia el destilado de 48 grados que se degustará en la presentación de Casa Viva, un proyecto de economía solidaria de la cooperativa Fotosíntesis.
Casa Viva y La Suave Patria, organización que se define como proyecto político, realizarán una primera acción conjunta, un maridaje y cata de mezcales y quesos agroartesanales, en la populosa colonia San Simón Ticumac, entre la Portales y Nativitas, en la Ciudad de México.
En Centenario 37, en la San Simón, la Casa Viva construye los cimientos de un buen vivir, recubierto de comunalidad, ambos conceptos surgidos desde las cosmovisiones indígenas que pretenden describir las relaciones de respeto entre las personas y con la naturaleza, pero que no han encontrado su cauce en la modalidad urbana.
Para lograr ese buen vivir urbano, Madai Quiroz, integrante de Casa Viva, plantea que se necesita crear comunidad. Regresar a la casa de la infancia, salir y platicar con los vecinos, hacer bazar el primer sábado de cada mes, formular talleres de cooperativismo, organizar catas de mezcal, son formas de hacer comunidad, dicen los integrantes de la casa.
“Cómo construimos comunidad, tenemos hipótesis, pensamos que son las relaciones y la construcción de relaciones las que nos van conformando como comunidad. El buen vivir implica muchas cosas como conocernos, dialogar y divertirnos juntos”, afirma Madai.
Proyecto político
Al explicar el origen de la Casa Viva, Madai señala cuatro años de reflexión y trabajo con organizaciones de la economía solidaria y el cooperativismo, que llevó a los integrantes de la cooperativa Fotosíntesis (y casualmente también a La Suave Patria) dejar sus trabajos con salarios quincenales y caminar los senderos de la autogestión.
“Los salarios en México y el trabajo están pauperizados. Fuimos investigadores pero en condiciones indignas. Nosotros con valor dijimos hasta aquí”, describe el antropólgo Hugo Romero Aranda, de La Suave Patria, quien ofrece una charla sobre los rituales del mezcal en las comunidades.
Como equipo de antropólogos La Suave Patria se ha acercado a los productores del país, se vuelve su distribuidora, pero al tiempo visibilizadora de las formas de producción artesanales y de los artesanos mismos.
Traen miel de Chiapas, Morelos, Veracruz y de la mixteca alta Oaxaqueña. Los mezcales son de Santiago Matatlán y de Santa María Ixcatlán, Oaxaca, así como de Guerrero. Los quesos vienen de Hutizilac, y de Puente de Ixtla, Morelos; así como de Zacatlán de las manzanas, Puebla; de Guanajuato y Querétaro. El frijol viene de Nochixtlán, Oaxaca; y el chocolate de Santiago Matatlán.
Un tema de confianza
Para explicar a los consumidores el trabajo de los artesanos productores y su función social, La Suave Patria recurre a un etiquetado donde se menciona a la familia productora, el nombre del campesino y el rancho o comunidad donde se elabora.
“Para sensibilizar al consumidor hay que visibilizar al productor”, dice Hugo. “Sus tradiciones nos parecen muy importantes y necesarias para que el consumidor las conozca”, le secunda la antropóloga Elena Nieva, integrante de La Suave Patria.
Algunos productores ya cuentan con certificaciones de orgánicos o de buenas prácticas. Los antropólogos afirman que visitan y conocen las formas de producción, que son son limpias, que no hay sobreexplotación de los recursos naturales, que no rebajan las calidades, y que a los consumidores les dedican el tiempo necesario para explicar lo anterior, para darles confianza.
El tema de la confianza nos devuelve a la Casa Viva y su relación con la comunidad. Madai afirma que “estamos en una realidad donde necesitamos firmar contratos y comprar certificados que nos permitan confiar, el problema es que a muchos productores nos cuesta trabajo acceder a esas certificaciones de confianza”.
Por ello en Casa Viva la confianza es pilar. “Para construir comunidad necesitamos tener confianza, tenernos confianza y cultivar esa confianza”.
Los maridajes de la casa
Si bien un maridaje se da entre una bebida y un alimento para degustar sus trazas, sus olores y su sabor, éste también se da entre las organizaciones que participan en la Casa Viva.
Javier García, antropólogo integrante de la casa, anuncia los siguientes maridajes con colectivos y cooperativas. Después del mezcal, vendrá la cata de cerveza producida por la cooperativa La Pensil, luego la cata de pinole Corazón del maíz que elabora la Asamblea de Migrantes Indígenas de la CDMX.
La meta es hacer una unión al mes. “Estas catas serán parte de nuevos maridajes de Casa Viva, para hacer comunidad tenemos que conocernos todos”.
Ponte en contacto con la Casa Viva a los teléfonos 76752433 y 0445543942336 ó al correo ecocasaviva@gmail.com
La Coperacha