Organizaciones de México, EUA y Canadá hacen frente en defensa del maíz nativo

Variedades de maíces nativos en la Feria del Maíz de la comunidad Españita, Tlaxcala // Foto: La Coperacha

El 90% del maíz y el 95 de la soya en Estados Unidos son transgénicos.

Organizaciones de México, Estados Unidos y Canadá plantearon hacer un frente para la defensa del maíz nativo y en busca de lograr una alimentación sana y una agricultura sustentable en los tres países, así como un mercado de maíz no transgénico.

Además, respaldaron el Decreto Presidencial que prohíbe el uso de maíz transgénico para masa y tortilla, y que lo sustituye de forma gradual en la industria de alimentos y destinados a la alimentación animal, así como la sustitución gradual del glifosato, pues afirmaron que no sólo fue una decisión del gobierno sino producto del impulso de comunidades originarias y campesinas.

El productor norteamericano Dale Wiehoff narró que en EUA la introducción de cultivos transgénicos concentró la agricultura en empresas como Monsanto y aceleró la destrucción de la agricultura familiar y ha expulsado a millones de campesinos.

Ben Dobson, productor de Hudson Carbon en EUA, afirmó que la decisión de México sobre cuidar al maíz nativo es una gran oportunidad para toda América, puesto que en su país el 90% del maíz es transgénico y el 95% de la soya también es genéticamente modificada. Añadió que los tratados internacionales firmados en los 90, casi mataron la agricultura tradicional en México y Estados Unidos.

Por su parte Lynn Clarkson, productor de maíz orgánico en Estados Unidos, aseguró que México no requiere un cambio de sistema para responder a la demanda de consumo sin transgénico, por el contrario, tiene la posibilidad de construir un modelo de agricultura moderna, minimizando el uso de pesticidas.

A su vez el productor del Institute for Agriculture and Trade Policy, Timothy Wise, señaló que los productores estadounidenses comparten la oposición al poder extremo de las trasnacionales y el derecho de México de consumir el maíz que decida, decisión que también beneficiaría a EUA al abrir un mercado de maíz no transgénico con mejores precios, menos químicos y mejor calidad para la nutrición.

Desde el Consejo de Canadienses, Rick Arnold recordó que en 1995 se aprobaron en Ottawa, capital de Canadá, los primeros cultivos transgénicos sin debate público, por lo que consideró necesario presionar desde abajo para que se promulguen nuevas leyes federales y provinciales para beneficiar a consumidores, productores y crear zonas libres de cultivos genéticamente modificados.

Por parte de México, la integrante de la Campaña Sin Maíz No Hay País, Mercedes López, destacó que a partir de redes internacionales entre productores y organizaciones buscarán producción de maíces no transgénicos que beneficien a las poblaciones de los tres países y frenar los intereses de las trasnacionales.

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