Jaime Martínez Luna
Ex rector de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca
Integrante de su Consejo Directivo
¿Qué es un mundo mejor? Es lo primero que hay que preguntarnos. Hemos habitado un mundo repleto de condiciones injustas, en el que una minoría acumula beneficios y una amplia mayoría carece de ellos. Hemos experimentado conscientemente cuatro épocas: la Colonia, la República, la Dictadura y una Revolución, y ninguna de ellas nos ha ofrecido la desaparición de la estructura piramidal que ubica a pocos en la cima y una aplastante mayoría en la base de esa estructura. Esto dificulta imaginar un mundo mejor.
Un mundo mejor, teórica o idílicamente podría ser aquel en el que todos los habitantes de esta República gozáramos de un territorio Comunal del cual pudiéramos obtener agua y comida, respeto a nuestros modos de decidir la labor que nos conduzca a la celebración permanente de nuestros logros o beneficios. Es decir, el respeto a nuestra visión existencial.
Sin embargo, la invasión europea impuso su razonamiento colonial, y esto, como pensamiento político y económico se ha venido consolidando, haciendo permanente en un estado de cosas, representados por un sometimiento al Poder, la Propiedad y el Mercado como ejes de su realización.
La Cooperativa al habitar un mundo desigual, tendrá como mayor obstáculo, el razonamiento hegemónico
El Cooperativismo es la propuesta más generosa resultante de este estado de cosas. Sin embargo, en el modo de pensar liberal-colonial encuentra su mayor obstáculo para que su realización permita que la Cooperación, sea el medio que mitigue esta realidad. Y decimos mitigue, porque la Cooperativa al habitar un mundo desigual, tendrá como mayor obstáculo, el razonamiento hegemónico.
Reconocer que habitamos una Sociedad Liberal-Individual, es necesario para explicarnos el contexto cooperativo que respeta la Constitución. Nuestra sociedad como su nombre lo indica, está compuesta de socios, es decir, de individuos libres de asociarse para la realización de cualquier actividad. Es en este sentido, que la Cooperativa se vuelve una instancia legal y colectiva que emprende actividades que benefician directamente a sus socios. Como tal, una Cooperativa está regulada desde una estructura jerárquica que define su asamblea de socios. Usando otros términos, podemos afirmar que la Cooperativa está regulada, desde la unión libre de un determinado número de socios, para el emprendimiento de diversas actividades orientadas a su beneficio.
Lo colectivo es la reunión selectiva de individuos que se asocian. Es decir, no son una Comunidad, pueden lograr serlo con el paso del tiempo, pero de principio les une la necesidad de satisfacer una necesidad, o una deficiencia, un problema, etcétera. Pero sus integrantes son socios que deciden unirse.
El carácter de una Cooperativa la define y protege la Constitución, porque es un ciudadano-socio quien decide unirse, no lo respalda una historia vivida, o un territorio que los aglutine, ni mecanismos de participación que responden a otras lógicas, más ubicadas y encontradas en el Raciocinio Comunal, sino en el Raciocinio Individual, sujeto-socio.

Hacemos esta distinción, porque lo individual y lo comunal son procesos contrarios. El primero ha sido una construcción filosófica que ha llegado de fuera, de occidente, de una invasión. Y lo Comunal es una construcción natural que se ve en todas partes, pero que lo individual trata de encubrirla, esconderla, desaparecerla. ¿Por qué? Simplemente porque el razonamiento Occidental se funda y funda el Poder, la Propiedad y el Mercado. Tres dimensiones que resultan de un proceso histórico Colonial que se impone desde 1492, con la invasión de Europa a nuestro Continente, que ahora tratamos de reconocer como Abya Yala.
Lo comunal es una visión que se explica, a través de una actitud o razonamiento natural que denominamos Comunalidad, naturaleza existencial que integran las especies y elementos, el planeta Tierra. Es decir, Comunalidad explica un procedimiento natural para hacer la vida, que es la integración de las especies en el que todos tenemos una específica contribución para hacer la vida. Este proceso demuestra la inexistencia del ser individual y la existencia natural del ser Comunal.
Se puede afirmar, que el Cooperativismo es la versión más avanzada en el Sistema Individual-Capitalista, que demuestra la búsqueda de lo Comunal, ¿por qué? porque la Constitución respeta la decisión de un colectivo a unirse, aunque por el otro, se empecina en negar que el Sujeto-Socio-Ciudadano es un ser naturalmente Comunal.
En otras palabras, el Razonamiento Individualitario que funda el Poder, la Propiedad y el Mercado, tienen la presión natural del ser Comunal a ser reconocido en la Constitución para la realización de labores en Colectivo.
Observamos a la Cooperativa como un Esfuerzo Social de un mundo regido por la Individualidad
Reconocer la Cooperación es de algún modo o en cierto grado, un logro. Reconocer lo natural del ser individual, sin reconocerlo plenamente como natural es darle al Cooperativismo, una definición social. Se impone el raciocinio empresarial social, ¿por qué? porque la Constitución, protege y reconoce al individuo no a la Comunidad. En este sentido es que observamos a la Cooperativa como un esfuerzo Social de un mundo regido por la individualidad.
La Empresa Comunal es otra cosa. Esta es un Capital que se invierte a través de una Asamblea integrada por familias, no por individuos. Una Asamblea es la integración de representantes familiares que pueden ser hombres o mujeres. Eso sí, deben tener edades entre los 18 y 60.
Las Empresas Comunales pueden existir cuando el Régimen de tenencia de la tierra es Comunal. Y en esa Comunidad se ejercita de manera plena el consenso y el acuerdo asambleario, los cargos gratuitamente ofrecidos, y un ciclo de Celebración Comunal de aquellos eventos que se deciden en Asamblea.
La organización económica en una Comunidad ha sido de manera tradicional un razonamiento que se basa en la complementariedad a través del trueque o intercambio de productos, y de algunas otras actividades que suponen la obtención de capital, que también tienen una función complementaria.
A lo que queremos llegar es a que, todo esto es un proceso gradual de Beneficio Social en primera, y Comunal en segunda. Un proceso que revela la profundidad en la que opera y se beneficia cada instancia, primero la Cooperativa, luego la Empresa Comunal.
Ambas instancias enfrentan problemas. Las Cooperativas por ser entendidas como empresas, si bien fiscalmente reciben ciertos apoyos, su lógica se ve orientada a la Acumulación de Capital. A eso se debe que la mayoría de Cooperativas terminan siendo grandes empresas capitalistas, alejándose de sus propósitos iniciales que era el beneficio directo a sus socios. La reinversión de las utilidades de una Cooperativa es la primera presión que recibe una Cooperativa exitosa.
La Cooperativa está en todas las posibilidades de abandonar sus principios y convertirse en una Empresa regular Capitalista
Todo esto pone en entredicho el mundo mejor que uno imagina con el Cooperativismo. Pues al ser la Cooperativa una entidad que vive a expensas de un razonamiento individual, existir envuelto en un razonamiento que produce valor en el intercambio de sus productos y tener la presión de capitalizar sus utilidades para aumentar el beneficio, la Cooperativa está en todas las posibilidades de abandonar sus principios y convertirse en una Empresa regular Capitalista.
Este proceso podría amenazar a la Empresa Comunal también, solo que su Comunalidad le exige reorientar constantemente sus utilidades para la satisfacción comunal. Es decir, tiene demandantes constantes, a un ritmo en el que la utilidad es aprovechada de diversas maneras, con lo cual el debate por la reinversión es difícil de darse. Esto no quiere decir que no se tenga la presión, dado que muchos comuneros van cambiando su manera de pensar y valoran más la reinversión que la celebración de fiestas, por ejemplo.
Para concluir, diríamos que el Cooperativismo es el intento de un mundo mejor, pero necesita abono y agua. O sea, condiciones respetuosas para habitar este momento depredador. La experiencia de una Empresa Comunal, por ahora negada en la Constitución, puede ser una luz al final del túnel, en donde la Cooperación encuentre las condiciones adecuadas para lograr un mundo mejor.
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