Recuerdan a Berta Cáceres, a cuatro años de su asesinato

Foto: COPINH

COPINH lo califica de feminicidio político: Honduras no quiere investigar a la familia Atala.

Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 02 de marzo de 2020

A cuatro años del asesinato de la ambientalista lenca, Berta Cáceres, decenas de organizaciones de Honduras y otros países la recordaron a través de la Acción Global #BertaVive.

En La Esperanza, en Intibucá, Berta Zúñiga Cáceres, hija de la defensora del río Gualcarque ante el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, reafirmó que “el verdadero camino es acompañar la lucha de los pueblos para que no se repitan estos crímenes y construir nuestro proceso soberano y autónomo”.

El abogado Rodil Vásquez, miembro del equipo legal del caso de Berta, afirmó que la justicia no se encontrará en los tribunales si no en la organización y articulación de los pueblos para defender la vida.

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), organización que coordinaba Berta Cáceres, señaló que el asesinato de la ganadora del Premio Goldman 2015 (el considerado Premio Nobel Ambiental), fue un crimen de Estado y un feminicidio político “perpetrado por el extractivismo violador de los derechos de los pueblos”.

El COPINH ha señalado como autores intelectuales del asesinato de Berta, e intento de asesinato del ambientalista mexicano, Gustavo Castro Soto, a los dueños de la empresa DESA, constructora de la hidroeléctrica: “Hemos confirmado y denunciado penalmente que el Estado de Honduras no pretende perseguir a los miembros de la familia Atala Zablah (…), responsables de la toma de decisión del crimen de Berta”.

En cuatro años se han enjuiciado a siete personas como autores materiales del crimen y se tiene un proceso contra David Castillo, presidente de la empresa DESA, como autor intelectual.

Para la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), la muerte de Berta tiene un efecto simbólico porque es ejemplo para miles de personas que buscan concretar transformaciones sociales frente a un modelo globalizador.

“Berta es la primera línea de paz, ante la guerra de reivindicación de las luchas indígenas de la mano de nuevos procesos anti patriarcales y descolonizadores”, señaló la organización ambientalista.

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