El Salvador es presionado para comprar semillas Monsanto

Dieciocho cooperativas campesinas serían desplazadas por la trasnacional.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 09 de julio de 2014

Mientras en México organizaciones sociales y campesinas festejan el aniversario de la suspensión de siembra de maíz transgénico, en el cercano país de El Salvador, Monsanto está a un paso de entrar y desplazar a las cooperativas productoras de semillas.

Desde 2011 el gobierno salvadoreño compra anualmente a 18 cooperativas campesinas un total de 88 mil quintales de maíz que posteriormente distribuye a 400 mil campesinos como parte de un programa de agricultura familiar.

Sin embargo ante presiones del gobierno de Estados Unidos mediante la embajadora Maricarmen Aponte difundidas por la agencia de noticias IPS, El Salvador ha abierto procesos de licitación para la compra de semillas donde pueden participar empresas norteamericanas como Monsanto.

Estados Unidos ha condicionado a El Salvador la entrega de un paquete de ayudas por 277 millones de dólares del denominado Fondo del Milenio II, a que se abra a la participación de trasnacionales el mercado de semillas certificadas.

La embajadora ha argumentado que excluir a las empresas norteamericanas viola cláusulas del Tratado de libre Comercio entre EU y Centroamérica, firmado por El Salvador en 2004.

Del 2011 al 2013 el gobierno salvadoreño ha comprado por adjudicación directa las semillas de maíz producidas por las 18 cooperativas campesinas, donde laboran alrededor de 50 personas por cooperativa.

Tan sólo el año pasado El Salvador pagó 25. 9 millones de dólares por las semillas mejoradas, principalmente maíz y frijol, de las organizaciones campesinas.

En enero del 2014 el Congreso emitió un decreto para abrir las licitaciones a empresas extranjeras; pese a lo aprobado el proceso que se realizó en abril fue ganado nuevamente por los 18 productores.

Antes del 2011 el gobierno salvadoreño compraba las semillas a empresas extranjeras y el principal beneficiario era Semillas Crisitiani Bukard, filial de Monsanto, con 70 % del mercado. Ahora con los cambios legislativos la embajada norteamericana ha expresado su beneplácito por llevar a cabo “un mecanismo transparente, competitivo y de respeto” al TLC de EU y Centroamérica.

Para Ricardo Navarro, presidente de la organización ambientalista Cesta, las presiones de la embajada benefician a la trasnacional líder en semillas transgénicas. “La posición de la embajada es para promover las semillas de Monsanto, está implícito que ella se refiere a Monsanto, la más grande del sector”, cuya filial “perdió un mercado que creía suyo”, sostuvo.

Las cooperativas en riesgo
El reportaje de IPS recoge las impresiones de algunos socios de las cooperativas campesinas, los cuales expresaron su temor a perder el ingreso que ahora tienen.

“Aquí tenemos nuestra fuente de ingresos para mantener a nuestros hijos”, dijo Gladys Cortés de la cooperativa La Maroma. “Además de que tenemos trabajo, también nos regalan las semillas para que nosotros las cultivemos para nuestra alimentación”, agregó.

“Además de la generación de empleo, estamos poniendo en evidencia el potencial productivo de las cooperativas de la zona”, comentó el coordinador del Programa Agrícola de la Asociación Mangle y dirigente campesino, Juan Luna.

El campo ha generado fuentes de empleo en zonas de alta pobreza. Y las tierras que ahora ocupan las cooperativas fueron entregadas a ex guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, luego de los acuerdos de paz de 1992.

El actual mandatario, Salvador Sánchez Cerén, fue un excomandante guerrillero que llegó a la Presidencia el 1 de junio, mantiene relación con las cooperativas pero no ha negado la entrada a las trasnacionales, sostiene el reportaje de IPS.

Organizaciones sociales y ambientalistas de El Salvador han impulsado el uso de semillas nativas “por ser más resistentes a los efectos del cambio climático”, han promovido el trueque de semillas y productos orgánicos y han pedido a los campesinos “transitar de una agricultura convencional a la tradicional de nuestros antepasados”, recoge el portal La Gran Época.

Foto La Gran Época

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