Colaboración de Claudia Caballero
Desde el Encuentro Internacional Sur Resiste 2023
Desde septiembre del año pasado más de 30 colectivos, organizaciones, pueblos y comunidades, de Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Chiapas, crearon la Red El Sur Resiste. Ya se conocían, ya habían caminado juntos, ya conocían sus afinidades y diferencias. Sintieron imperante articularse para enfrentar una batalla decisiva: el mal llamado Tren Maya y el Corredor Interoceánico, dos megaproyectos que no sólo devastarán el sur del país, sino que plantean un reordenamiento geopolítico y territorial.
Fue así que se propuso hacer una caravana, donde representantes de los pueblos, miembros de colectivos y organizaciones, prensa y observadores internacionales, fueran testigos de la destrucción de estos megaproyectos. Una caravana para acompañar, acuerpar, abrazar a las personas, organizaciones y pueblos que están enfrentando alguna cabeza del monstruo extractivista.
Durante 11 días, más de 150 personas recorrimos 11 zonas de resistencia. Fuimos testigos del espíritu rebelde y comunitario de la resistencia oaxaqueña en Puente Madera y Guichicovi, ante la amenaza de los parques industriales propuestos como parte del Corredor Interoceánico. Sobre la carretera, como si una película futurista nos estuvieran proyectando, vimos cientos de hectáreas llenas de aerogeneradores, suelo erosionado, vida en extinción.
En el Istmo veracruzano, en Oteapan, nos recordaron que la única forma de resistir es la alegría. Con sones jarochos y documentales nos compartieron la forma en que colectivos de jóvenes hacen resistencia.
La costa de Tabasco nos recordó que las consecuencias de la emergencia climática ya la están viviendo pueblos enteros. La comunidad de El Bosque es tragada por el mar, debido al modelo extractivista y la poca capacidad de respuesta de los gobiernos hacia las comunidades desplazadas por el cambio climático.
En Campeche, Yucatán y Quintana Roo, pudimos ver los trazos del Tren Maya, la gran cantidad de kilómetros talados en la Selva. Indignados los colectivos recordaban con ironía cómo se había prometido que no se talaría ni un solo árbol. Habitantes de origen maya, en Felipe Carrillo Puerto, nos decían, “han destruido un territorio sagrado, la selva es sagrada para nosotros”.
Con marchas, manifestaciones y eventos culturales pasamos por Candelaria y Xpujil, Campeche; Valladolid, Yucatán; y Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Las plazas calientes por el sol o por el fuego del corazón de quienes gritábamos “ese tren no es maya, ese tren es militar”, se convirtieron en territorio de esperanza. Las voces y consignas de mujeres jóvenes se imponían, incluso en las ciudades donde la desinformación o la apatía han sido costumbre.
El inicio y la última parte del recorrido fue en Chiapas, donde la grandeza de la selva cobija la lucha de esos pueblos indígenas. El cierre de la caravana se da en CIDECI, Universidad de la Tierra, con un encuentro interno y otro internacional, donde unas 400 personas se sumaron a esta resistencia.
Disfraz del progreso nacional
El informe de la caravana a cargo de la comisión de investigación hizo un recuento detallado de las destrucciones, las violencias y las amenazas que nos encontramos disfrazado de progreso nacional.
Pero lo que vimos con el corazón, lo que aprendimos del sentir de nuestros compañeros, no podrá recapitularse ni en datos, ni siquiera en anécdotas, eso sólo vivirá en nuestras acciones, en las acciones que al finalizar esta caravana, podamos continuar cada quien en nuestros territorios.
Vistos en conjunto el Corredor Interoceánico, el Tren Maya el Proyecto Integral Morelos y la refinería Dos Bocas son también parte de una red de interconexiones y suministro de energía para corporaciones que actúan el el sur del país, la mayoría de capital privado y extranjero. Se trata de una compleja red de despojo y operación de capital que va de Morelos a Yucatán, pasando por Veracruz, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Campeche y Oaxaca.
A lo anterior hay que sumar que el Tren Maya y el Corredor Interoceánico actúan como proyectos regionales de desarrollo que actúan como cortinas para captar el flujo migratorio a su tránsito hacia el norte.
Embate global del capital
Además, la trasnacional Pacific Limited construirá en Sonora un acueducto. El proyecto implica la construcción de centros urbanos, carreteras, desarrollos inmobiliarios, complejos hoteleros, centros comerciales, restaurantes, estadios de beisbol y lo necesario para las masas de turistas que se esperan y para trabajadores precarizados o migrantes.
Surgen nuevas industrias como mega granjas de cerdos, cerveceras, minerías, cultivo de palma y soya, servicios de transporte y limpieza, parque eólicos o fotovoltaicos.
En escalas mas amplias, estos megaproyectos están conectados con otros en materia energética y de infraestructura en Toronto, Canadá; o en Chicago, Estados Unidos; así como una supercarretera en el Triángulo Norte de Centroamérica: El Salvador, Nicaragua y Honduras.
El enemigo es un modelo de depredación global que surge al sur de México como un territorio de disputa en la crisis global, donde el capital de EUA se enfrenta a China. El enfrentamiento no es solo al cacicazgo local, se pelea con cacicazgos regionales, pero sobre todo, la defensa de una gran cantidad de actores que anuncian con este modelo el fin del planeta, el fin de la vida.
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