Colaboración de Juan Gerardo Domínguez, de la Confederación Mexicana de Cooperativas por la Emancipación Social.
Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 90% de los socios de las cooperativas en México se encuentran en micro y pequeñas organizaciones.
¿Por qué entonces son las medianas y grandes quienes inciden más en la vida pública, son más consideradas en las políticas públicas? ¿Será porque cuentan con los recursos para dedicar a sus directivos al cabildeo y cercanía con los gobiernos? ¿Será porque directivos y asesores cuentan con mejor nivel educativo y entienden mejor las leyes y las políticas públicas? ¿Será porque los diputados, senadores y funcionarios solo toman en cuenta el impacto social y económico de las cooperativas medianas y grandes? ¿Será porque las medianas y grandes a través del futbol profesional u otros deportes logran promover sus productos o servicios reforzando la ideología del poder económico de la derecha? Todo ello sin duda inmoviliza al sector cooperativo. ¿Qué hacer?
Acciones posibles
Habría que intentar movilizar a las micro y pequeñas cooperativas, primero con temas locales y después con temas nacionales. Para esto los delegados y delegadas de las uniones y federaciones de cooperativas estatales podrían gestionar recursos para capacitar a las cooperativas micro y pequeñas en la normatividad local y estatal, organizando de esta manera a los socios. Algo también se lograría con recursos federales para capacitar sobre leyes y políticas públicas federales indeseables o insuficientes para micro y pequeñas cooperativas. Existen, por otro lado, recursos para asesoría, organización y capacitación en asociaciones civiles nacionales y extranjeras que las uniones y federaciones, junto con su Confederación pueden gestionar.
Situación del entorno urbano
Una parte importante de las micro y pequeñas cooperativas se desarrollan en estados y ciudades grandes y medianas, donde parte del día se dedica al traslado de la gente entre su vivienda y lugar de trabajo. La vida comunitaria es difícil de lograr. Entre las graves consecuencias de ello está la penetración de los cárteles de la droga, quienes se aprovechan del trabajo de pequeños y medianos negocios con cobros por el derecho de piso. A esto hay que agregar las desventajas económicas para los pequeños si tratan de competir con el capital de medianas y grandes empresas regionales. Los principios que dominan son el de la llamada ley de la oferta y la demanda y la economía de escala.
Fundamentación de las acciones
Las micro y pequeñas cooperativas y sobre todo las familiares suelen tener algunas ventajas en esta situación. Por su capacidad de trabajo y relaciones solidarias, estas cooperativas pueden estimular y lograr el desarrollo comunitario en zonas urbanas y rurales, de gran importancia para avanzar en el “buen vivir” en muchos ciudades y estados. Sin embargo, sin la movilización de los cooperativistas vía marchas, congresos, firmas, y denuncias en los medios de comunicación, la presencia de las micro y pequeñas cooperativas no lograrán mejorías importantes para los socios que hoy son la gran mayoría en el país.
Aprovechemos que nuestra futura presidenta autorizó presupuesto para la creación de casi mil cooperativas durante su gobierno en la Ciudad de México. Por tanto iniciemos la movilización promoviendo en cada estado una Ley de Fomento Cooperativo local y con ello acceso al presupuesto anual correspondiente. Demos visibilidad a esta mayoría de socios… ¡movilizando! Con presupuesto estatal se pueden capacitar e incubar micro y pequeñas cooperativas que son la mejor apuesta económica y social para una vida comunitaria que con el tiempo podrá transformar a las grandes ciudades. Movilicemos para el buen vivir cooperativo.
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