Es falsa la idea de que sin insumos químicos la producción baje.
El Decreto que prohíbe la liberación de maíz transgénico y la eliminación gradual de glifosato en el país hacia 2024, es la oportunidad de lograr una alimentación “más sostenible y sana que no afecte a la biodiversidad y a la variedad productiva de las parcelas campesinas”, dijo Pánfilo Hernández Ortiz, integrante de la organización Grupo Vicente Guerrero de Tlaxcala.
El campesino agroecológico que además realiza labores de apoyo técnico en el colectivo, afirmó que ahora la tarea es “trabajar más a fondo en la construcción de alternativas” a los agrotóxicos. Esta organización enseñanza de campesino a campesino prácticas agroecológicas como la conservación del suelo y agua a través de barreras naturales.
El Decreto, publicado el 31 de diciembre de 2020 en el Diario Oficial de la Federación, impide la liberación al ambiente de nuevas semillas y se ordena revocar las autorizaciones para uso de grano de maíz transgénico en la alimentación, destacaron especialistas de las organizaciones Semillas de Vida y Greenpeace.
La agroecología como una alternativa para la salud y el ambiente
El Decreto “da pauta” para proponer alternativas para un manejo integral como el de las hierbas para cultivos y buscar opciones más sanas “como hace años se hacía sin algún agroquímico”, señaló Hernández.
Además, establece que “con el propósito de disminuir el posible impacto” de la sustitución gradual del uso e importación de glifosato en la agricultura comercial, las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) promoverán e implementarán alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas al uso del herbicida que resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural y el ambiente.
El integrante del Grupo Vicente Guerrero aseguró que es falsa la idea de que sin insumos químicos la producción baje. Afirmó que materias naturales como los abonos, la rotación de cultivo, entre otros, influyen mucho en la recuperación de la fertilidad de la tierra.
Añadió que en las organizaciones se tienen que consolidar los métodos agroecológicos que se pueden desarrollar sin insumos químicos: “Esto fortalecerá los aprendizajes de las otras experiencias sustentables”.
Lo que viene
El decreto permite, aseguró el campesino agroecológico, tener un diálogo más directo con las instancias públicas como la Semarnart, la Sader y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para construir un programa y que se coordinen estudios técnicos para la eliminación paulatina del glifosato.
Hernández Ortiz afirmó que es importante la participación no sólo de las organizaciones que se dedican a la agroecología, sino de grupos urbanos, consumidores, investigadores y “de la población en general para que tengan información clara y precisa”.
Finalmente, Pánfilo Hernández hizo un llamado a consultar la información que se encuentran en los sitios de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País y del Grupo Vicente Guerrero que documenta por qué “no queremos que se siga usando el glifosato” ya que afecta el suelo, a los polinizadores y a los consumidores.
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