A zapatistas y cooperativas les falta su moneda social

“Es también un instrumento autónomo”: Juan Castro, promotor del Túmin.


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 03 de marzo de 2014

Fue en Espinal, Veracruz, a finales del año 2010, cuando aproximadamente 70 de sus habitantes decidieron que el Totonacapan debía tener su propia moneda y entonces surgieron los anuncios en el paisaje del pueblo:”Aceptamos Túmin”.

Juan Castro uno de sus promotores, y en aquel año maestro en la Universidad Veracruzana Intercultural de la zona, se muestra orgulloso de la moneda local. Recuerda que surgió como instrumento de intercambio y sobre todo para alentar un nuevo marco de organización social.

Charlando con Juan no duda en señalar que las monedas sociales son un instrumento de autonomía que le vendría bien a los municipios zapatistas y a las cooperativas, “Se organizan de acuerdo a su propio entorno, a sus necesidades y posibilidades. Por eso es que son diversas”.

¿Qué se propuso inicialmente el Túmin cuando arrancó en el 2010?
Nuestro objetivo era que la gente tuviera dinero, porque la economía está como detenida y nos dimos cuenta que la riqueza real esta ahí puesta, pero no se mueve por que nadie tiene ese papel que ayude al intercambio. Entonces hicimos nuestro propio dinero y con eso nos empezamos a comprar.

Como maestros también vemos el asunto educativo de fomentar nuevas relaciones interpersonales, nuevas relaciones comerciales basadas en otros principios y en otros valores, que son contrarios al capitalismo y que tienen que ver con la solidaridad, con la confianza, con la ayuda mutua y con la autonomía.

También va orientada a la producción, pero se requieren medios de producción que no tenemos, han sido acaparados por grandes empresas que son las que se encargan de producir. Nos han vuelto puros consumidores. Nos hemos quedado sin la cultura de ser productores, entonces ese es también uno de los objetivos, pero eso ha ido más lento.

¿La práctica del Buen Vivir la asocias a la moneda comunitaria?
Pues sí, porque también tiene que ver con otro tipo de relaciones y en nuestro caso la hemos resumido en una frase muy simple: tú dejas de ser cliente y te conviertes en compañero. No es nada más poder adquirir mis alimentos y los servicios que necesito, sino unas nuevas relaciones.

Juan, ¿cómo escala sus estrategias el Buen Vivir?
Yo percibo que comienza respondiendo a un sistema que es agresivo y que cada vez quiere tener un mayor control y lo primero que hace es decir: nosotros desobedecemos y nos vamos a organizar de otra manera con otros valores, con otro tipo de organización en donde vamos a intercambiar otro tipo de productos de manera autónoma. En lugar de competir vamos a cooperar, en lugar de ser individualistas vamos a ser comunitarios. Ese contraste es lo que empieza a tejer una nueva red social, un nuevo tejido social.

¿Y eso alcanza para lo que se tiene enfrente: la fuerza del dinero, del gobierno?
No es suficiente, lo que hacemos es muy limitado incluso simbólico frente a todo el aparato financiero mundial en donde México está bien inserto. Lo que hacemos nosotros es una muestra de lo que queremos hacer a un nivel más amplio, pero pues un viaje de mil millas empieza con un primer paso. Nosotros ya hemos dado los primeros pasos para ir avanzado, irle ganando terreno al mundo capitalista con otras formas de hacer economía.

No basta con que yo me aísle en mi comunidad y cambie mi pequeño entorno ajeno a todo lo demás. Tenemos que empezar a hacer redes más amplias que nos fortalezcan.

¿Le ves algunas limitaciones como proyecto alternativo al Buen Vivir? ¿O qué retos le encuentras?
El principal reto es el ideológico, el estar controlados desde los medios de comunicación, desde los espacios de poder que te dictan normas de cómo debes de comportarte. La gente tiene temor de hacer algo diferente de lo que nos dictan de lo que según debemos hacer. Y entonces estamos luchando contra eso, por eso surgen los medios alternativos de comunicación donde vamos a publicar cosas nuevas, diferentes: nuestros logros.

Hablas de autonomía, de comunidades, lo que me remite a los caracoles zapatistas, ¿tú cómo ves esa experiencia?
Ha sido un ejemplo para el país, de atrevimiento a ser tú mismo, nos dan una primera pauta de que tenemos que organizarnos porque este Estado no nos va a responder. No está diseñado para nosotros, no está diseñado para las autonomías y tenemos que desobedecerlo para poder organizar otra cosa.

Ellos dan el primer paso con los caracoles, con los municipios autónomos y de momento como qué no supimos que hacer, porque pensamos que tenían que ser municipios autónomos en todos lados y no. Puede haber monedas autónomas, puede haber redes de economía autónoma, puede haber otro tipo de organización que no tenga que ser un municipio, ¿verdad? Y empezar a construir otro tipo de autonomías.

La moneda es un instrumento autónomo también y pienso que sería muy útil que lo tuvieran en los municipios zapatistas.

¿Qué tal el Marco?
(Risas) Ellos sabrán pues, tienen sus modos y sus tiempos, quizá en algún momento implementarán el Zapata, o no sé cómo le llamarán a su moneda, ¿verdad? Las monedas se organizan de acuerdo a su propio entorno, a sus necesidades y posibilidades y entonces diseñas tu moneda comunitaria. Por eso es que son diversas.

Finalmente Juan, en todas estas experiencias de la economía solidaria, de las monedas sociales, ¿las cooperativas qué papel tienen?
Las cooperativas pueden participar en estas experiencias y podrían formar sus propias monedas pues les falta, igual que a los municipios zapatistas, tener una autonomía en el sentido de manejar un instrumento de intercambio propio.

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