“Participar en el movimiento de Refrescos Pascual me cambió la vida”: Valentín Bautista, primer presidente de la fundación.
Valentín Bautista entró a la empresa Refrescos Pascual como office boy y en poco tiempo lo ascendieron al área de nómina, “ahí me agarra el movimiento en 1982”, recuerda. En la lucha obrera, que duró tres años, se destacó como coordinador del comité de huelga en la planta sur de la refresquera.
El escritor y periodista Paco Ignacio Taibo II documentó el movimiento de los obreros de Pascual y aseguró que la cooperativa existe “no sólo por la intensidad de la lucha de los trabajadores, sino por la enorme solidaridad que recibieron”.
La decisión de crear la Fundación Cultural, comenta Valentín, quien fue su primer presidente hace 30 años, fue una manera de corresponder “a toda la solidaridad, a toda la generosidad de la sociedad con el movimiento de Pascual, y ahí incluimos a todos los artistas que donaron sus obras”.
El movimiento nos cambió la vida
Cuando Valentín coordinó la huelga a las puertas de la fábrica no se imaginó que la lucha lo mudaría de sindicalista a cooperativista y que al reabrir la empresa le nombrarían su coordinador general. La vida le cambió igual que a más de 2 mil trabajadores que en 1985 iniciaron la vía de la autogestión.
Los nuevos cooperativistas decidieron erradicar el analfabetismo y elevar el nivel educativo de los socios, “que era de 3er grado de primaria, el mismo del país”, comenta Valentín. Una tarea importante también fue fomentar la cultura cooperativa. Los retos los asumió la Comisión de Educación Cooperativa.
De la misma comisión surgió la iniciativa de crear la Fundación Cultural Trabajadores de Pascual y el Arte, AC para apoyar la difusión y la producción cultural, dentro y fuera de la cooperativa. En la asamblea de agosto de 1991 se aprueba la iniciativa y eligen a Valentín para encabezar esa nueva aventura.
¿Y ahora qué hacemos con una Fundación?
Ahí empezó lo difícil, admite Valentín. El primer paso fue buscar asesoría y capacitación con promotores culturales, destaca Juan Espinal, integrante de la primera alineación de la fundación. Y no fue difícil, “siempre hubo gente dispuesta a apoyar el movimiento de pascual”.
Ambos recuerdan las enseñanzas de Joaquín López “Chas”, músico y compositor escénico. Además contaban con el apoyo del escritor y editor Antonio Valle. Ellos son algunas de las personas que aportaron su experiencia para la construcción del brazo cultural de la cooperativa.
Otra medida inmediata de la fundación, cuenta Juan Espinal, fue agradecer a cada artista su gesto solidario de donar obra en 1985 para apoyar a la cooperativa y preguntarles si la podían conservar como patrimonio del proyecto cultural. La mayoría aceptó y el acervo inició con 524 obras.
Habrá que recordar que la comunidad artística aportó obra para una subasta que no se realizó. Las necesidades económicas se resolvieron con el apoyo de los sindicalistas de la UNAM que acordaron donar un día de su salario para la reapertura de Refrescos Pascual.
A discutir el Documento Rector y preparar la fiesta
Un fruto del trabajo con los promotores culturales es el Documento Rector de la fundación que planteó el objetivo de “promover, incentivar y difundir las diversas manifestaciones culturales”. Además se propuso buscar alternativas que permitan la autonomía de los proyectos culturales.
El proceso de elaboración del documento que regiría a la fundación involucró a toda la cooperativa. “Inclusive hicimos un cuestionario para que los trabajadores consultaran con sus familias”, precisa Valentín. Además establece que su primer nivel organizativo es la asamblea general de socios.
Para la fiesta de presentación de la fundación en mayo de 1992 se montó la exposición “Memorias de Utopía 1982-1992”, en conmemoración de los diez años del inicio del paro que originó a la cooperativa.
Juan Espinal menciona que los mismos trabajadores realizaron el montaje de las 524 piezas con asesoría del museógrafo Saúl Salomón en una nave industrial de la cooperativa. De forma paralela organizaron un concierto de rugido con la participación de Eugenia León y los Leones de la Sierra de Xichú, en la explanada de la hoy Alcaldía Venustiano Carranza.
Momento de reflexión
Valentín reconoce que la fundación está haciendo un buen papel. Para Juan, la propuesta cultural debe perdurar y se siente afortunado de que la cooperativa y la fundación continúen recibiendo apoyo.
Ambos coinciden en que no basta hacer exposiciones, que acaba siendo una actividad rutinaria y hay que darle más vitalidad.
Valentín va más a fondo: “La fundación tendría que generar unas estrategias de cómo acercar recursos económicos para ser, no nada más autosuficientes, sino que generara recursos que pudieran ayudar a la propia cooperativa”.
Lo que menciona Juan, es que se buscaron fondos en algún momento y se lograron obtener,”pero no es una tarea fácil. Debe ser una actividad bien planeada. Pero sí se puede ser autosuficiente”.
Este testimonio de los primeros pasos de la fundación, Valentín Bautista y Juan Espinal lo compartieron con la pasión de quiénes participaron en un movimiento que les cambió la vida. Se tejió desde la autogestión y la solidaridad alcanzó para levantar una propuesta cultural que cumple 30 años de vida.
Serie 30 años de la Fundación Cultural Pascual
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