Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

Realmente toda Revolución has sido una vuelta más a la tuerca para apretar más. Da tristeza escribir esto, pues décadas de vida se han humedecido con las ansias de participar en una revolución que nos garantizara mejores condiciones de vida. La ilusión de una revolución ha ido a la deriva tras demostrarnos que tan solo ha habido cambio de personas en el poder, pero el poder sigue vivo y fragante. Unos pensando que modificando la economía habría salvación, otros que la organización política era necesario modificar para mejorar la participación.

Conceptos como Socialismo o Democracia en muchas modalidades, han encausado nuestras mejores energías para mejorar la situación. La existencia del Estado, si bien ha sido cuestionado por pocos, cualquier propuesta de revolución o simplemente reforma, se sigue entendiendo dentro de la dinámica del Estado, nunca sin él. Pareciera que la figura del Estado es indispensable para la convivencia, cuando el Estado a todas luces ya es inútil para dar algo de sanidad a una sociedad.

La demostración palpable de la inutilidad del Estado, es la magnitud de control social que tienen los Capitales que están y se reproducen por encima de la figura Estatal. No sólo porque el Estado no puede contener las facciones violentas del Capital, como lo son las sectas narcotraficantes, sino porque la emisión de leyes y de constituciones no pueden detener el manejo de capitales sin Patria, ni Nación, menos de Estado. Por lo contrario, el Estado es ya una herramienta de estos capitales y socio de todo tipo de mafia.

La solución es evidente, pero no es una revolución tampoco. Ha llegado el momento de que la sociedad civil, en su diversidad de manifestaciones organizadas, tome las riendas de su propio camino. ¿Qué quiere decir esto? No se trata de proponer un modelo organizativo, ni de otro discurso fundado en la justicia. Tampoco se trata de argumentar sobre las múltiples experiencias que se observan a lo largo y ancho del planeta, sino descansar en la capacidad directa de todo núcleo social para que diseñe lo que necesita hacer para resolver sus necesidades. Es decir, no es momento de proponer más que conceptos abiertos para el reconocimiento de lo que se hace en todos lados, que obviamente va a responder a sus particularidades geográficas, o sea a la naturaleza que envuelva a cada comunidad organizada.

Esto que hemos planteado en otros momentos, con otras palabras como lo es Comunalidad, no significa que señalemos el camino verdadero, sino una manera natural de ver la acción que nos puede llevar a resolver las necesidades de cada comunidad territorializada o no. Lo que exponemos es simplemente una manera común de hacer la vida con las condiciones que nos envuelvan, lo cual de entrada no es un modelo, sino la integración de principios que se fundamentan en la participación y en los criterios de cualquier conglomerado que puede reunirse y decidir comunalmente.

No se trata de una propuesta educativa, aunque así se nombre para determinados contextos, sino un mecanismo participativo que reúne, la experiencia de todos en la toma de acuerdos de lo que debe hacerse. Esto se hace en muchos lados, y se consigue lo que se busca. No es aportar el hilo negro sino de visibilizar la manera natural que todo núcleo tiene para abrir su propio camino.

Tampoco es una propuesta política, más bien es una visión natural de hacer la vida, con quien está a tu lado, y con la naturaleza que te envuelve. De alguna manera es desobedecer el discurso, para irse a la acción que de entrada es reflexión comunal, que se traduce en un acuerdo que se realiza en la acción y aporta elementos para una nueva reflexión.

Es decir, ya no es momento de políticas homogeneizadoras extraídas de experiencias ajenas, lo contrario es la construcción de experiencias concretas y directas a través de la participación de todos.

Esta propuesta nos lleva a desmembrar o deshilachar un nudo que nombrada revolución encausa acciones fundamentadas en un discurso, no en la experiencia directa. Muchos dirán que esto suena muy romántico, quizás lo suene pero no lo es en la medida que depende de las capacidades reales de los habitantes de equis comunidad, lo cual se enfrentan no románticamente, sino fundamentados en lo que en conjunto se considera apropiado.

Para entender todo lo anterior debemos situar a la crítica conceptos que son usados para argumentar cambios sociales o revoluciones.

Imagen: Sabino López Aquino (Juchitán 1960).

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