Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca // 06 de enero de 2020

Como una suma de hechos, la Educación Comunal debió haber  nacido en la época de la reforma. Juárez como gobernador, buscó educar a Oaxaca. Principalmente a su región, la hoy Sierra Juárez.

De la misma manera, es decir a través de hechos, no de ideas, durante el cardenismo, la Educación orientada a la población rural, ya etiquetada por la Academia de la época como población “indígena”, se fundan los internados que en Oaxaca fueron establecidos en Guelatao, Zoogocho y Yosondúa.

Era Educación Comunal de hecho, porque su labor respondía a las necesidades de la comunidad, usando los idiomas propios, no inyectaban más que la lectoescritura, de un todavía imberbe español.

El cardenismo, orientó la labor educativa a las manualidades, a los talleres de oficios que en germen sembraba una incipiente industrialización de recursos como la madera, el hilo, el cuero y los alimentos, como también resolvía otra gran necesidad: la música.

Ya en los 70, si bien se tenía la idea de incorporar a las regiones “indígenas ” al desarrollo nacional, con la idea de que vivían el retraso, de que su forma de vivir era inadecuado, que éramos la vergüenza del progreso, a los que se tenía que modernizar, se oficializó la Educación Indígena, más no la Educación Comunal.

Si bien es cierto, la salvaguarda de los idiomas propios sirvió como el discurso necesario para justificar la educación indígena. Esto, sólo fue usado como elemento para seleccionar a los futuros maestros de educación indígena.

La Educación  Comunal floreció en los 40, debido a la no centralización educativa, a la ausencia de libros de texto, y por lo tanto a la necesidad del maestro a tomar en cuenta el contexto, a investigar en la propia realidad.  Se puede afirmar que a la falta de un discurso impuesto, el maestro absorbe de la realidad, los contenidos de su labor. De manera muy concreta, esto último, paradójicamente es lo que se afirma hoy como Educación Comunal.

Desde otra óptica, Oaxaca es un estado eminentemente comunitario. El 80 % de su población habita sus territorios en Comunalidad. Con base en ello, resulta lógico, que sea Oaxaca, quien dé inicio a un reclamo específico de educación, que responda, no sólo a lo que los antropólogos le llaman “su cultura”, sino que responda a su filosofía, a su manera de pensar y vivir el mundo.

A reciente fechas, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, UABJO, aprobó la apertura de una nueva Licenciatura, la de Comunalidad, espacio que viene a romper un paradigma oficial que concebía y comprendía a la Educación sólo como pública y como privada, y que ahora vislumbra un modo de aprendizaje que no es ni publica, ni privada, que es propia, participativa, que va en contra de las imposiciones de un imaginario ajeno, o externo, que sólo ve en la memorización, en el dictado, en la escolarización, en la producción de bienes y servicios, la profesionalización de sus haberes.

Por lo contrario, ahora se parte de las necesidades, de las capacidades propias, de las necesarias y adecuadas formas de organización y programación, que responden más a ciclos naturales en el ejercicio del conocimiento, que a teorizaciones que dañan la relación umbilical del hombre-naturaleza.

Bueno, al menos son esos los propósitos de una distinta Educación, que incluso se ve propositiva para la Nación: la Educación Comunal.

Imagen: Francisco Toledo  (Juchitán 1940-2019) La Lagartera detalle de la obra de cerámica que mide 24.5 metros de largo, 10 de ancho y 3 de alto.

Colaboraciones anteriores: 

Educación Comunal para Oaxaca

¿Es posible un proyecto de vida latinoamericana?

Régimen Judicial Comunal

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