Nuestro maíz en disputa

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Diversidad de granos nativo en feria agroecológica de Oaxaca // Foto: David Rivero Fragoso

Colaboración especial de David Rivero Fragoso – Abogadx de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País

En el marco del panel de arbitraje internacional que sostiene Estados Unidos (EEUU) y México dentro del Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), me he topado con una gran cantidad de artículos de divulgación con posiciones a favor de las distintas posturas que se encuentran en el panel. Desafortunadamente, varixs autorxs realizan afirmaciones sin el debido respaldo jurídico y fáctico, llevando así a lxs lectorxs a la desinformación y confusión. Razón por la cual escribo estas líneas con el fin de explicar de la forma más sencilla posible de qué va la controversia y qué está en juego.1

En agosto de 2023, el gobierno de EEUU notificó a México una demanda de arbitraje internacional en el que alega que el Decreto presidencial de febrero de 2023 viola diversas disposiciones del T-MEC, específicamente por dos medidas que ordena implementar: i) la prohibición de la importación de maíz genéticamente modificado (maíz GM) para consumo humano destinado a la elaboración de masa y tortilla nixtamalizada; y ii) la sustitución gradual de las importaciones de maíz GM de uso industrial para la alimentación humana y animal, por ejemplo, para la elaboración de aceites, edulcorantes, comida chatarra y pienzos.

De acuerdo con EEUU, el tratado es violado porque la decisión se tomó sin realizar las evaluaciones de riesgo a la salud humana y vegetal, de conformidad con el capítulo 9 del T-MEC. Este capítulo establece las reglas básicas que deben de seguir los países para la implementación de medidas fitosanitarias que puedan afectar el comercio internacional. Mucho se ha dicho sobre este punto, sobre todo que México no tiene pruebas científicas que demuestren con total certeza los riesgos a la salud de las personas, al medio ambiente y a la diversidad genética del maíz GM. Recordemos que México es cuna del maíz y tiene la obligación con la humanidad y las futuras generaciones de conservar la diversidad genética de los maíces nativos.

Aquí es importante realizar una precisión, las pruebas científicas presentadas por EEUU son en su mayoría pruebas realizadas en países donde el maíz se utiliza como alimento del ganado y tiene usos industriales, no donde se ingiere directamente como en México.

Además, muchas de ellas tienen severos conflictos de interés porque fueron financiadas por empresas trasnacionales como Bayer-Monsanto donde claramente las personas investigadoras no van a publicar conclusiones desfavorables a su financiadora, por lo que se pone en duda la veracidad de su información.

México, por su parte, ha entregado una gran cantidad de pruebas científicas sobre los riesgos que conlleva el consumo de maíz GM en la salud de las personas, en el medio ambiente como polinizadores (abejas) y en la diversidad genética de los maíces nativos. Lo preocupante, es que ninguno de estos estudios cumple con los criterios internacionales para una evaluación de riesgos. En eso México está en apuros, aunque el principio precautorio le permite, ante la incertidumbre del daño que pueda generar el maíz GM, aplicar medidas de protección como las del Decreto. No obstante, todavía hay mucho para pelear.

Foto: David Rivero Fragoso

Me preocupa en demasía las afirmaciones en la argumentación estadounidense contra las pruebas científicas mexicanas alegando que no son “científicas” basando el por qué en dos falacias (afirmaciones que tienen apariencia de ser ciertas, pero son falsas). La primera es de autoridad, porque señala que como las pruebas no fueron realizadas por científicxs de renombre y en centros de investigación rimbombantes carecen de total veracidad. Y la segunda es una de mayoría, donde señala que como EEUU tiene muchas pruebas a su favor sobre un mismo tema y México sólo tiene una, ésta debe desestimarse sólo por eso, sin analizar su contenido, metodología, planteamientos, conclusiones. Mi preocupación radica en que esto es violencia epistémica y es antidemocrática porque no permite un verdadero debate sobre el tema.

Lo que sí es cierto y puedo afirmar con total certeza es que al día de hoy no existe un estudio o evaluación científica que analice los efectos positivos o negativos por el consumo de maíz GM a la salud humana, a la diversidad genética de los maíces nativos ni al medio ambiente de acuerdo a los hábitos de consumo de la población mexicana donde el maíz aporta el 40% de los nutrientes que requerimos diariamente y se consume durante todas las etapas de la vida. México invitó a EEUU a realizar estudios científicos sobre esto y se ha negado.

Si las personas panelistas realmente quieren resolver la controversia respetando todas las disposiciones del T-MEC, deben reconocer que no existe certeza científica sobre el consumo de maíz GM en los hábitos de consumo de la población mexicana, por lo que cualquier decisión que tomen deberá buscar la protección de las personas en México que tienen en el maíz su alimento fundamental y no sólo evitar afectaciones comerciales entre quienes producen maíz GM en EEUU y quienes lo consumen en México. Mientras tanto, en virtud del principio precautorio, la prohibición al consumo de maíz GM y su sustitución gradual deben continuar.

1 La mayor parte de la información vertida en este texto se puede encontrar en la siguiente liga: https://maiznativo.org/ Se trata de un esfuerzo de diversas organizaciones de la sociedad civil, entre ellas la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País para difundir la información oficial sobre todo lo que acontece en el panel.

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