Desde la Comunalidad

Jaime Martínez Luna

Guelatao de Juárez, Oaxaca

La única entidad federativa que no ha sido arrasada por la democracia representativa es Oaxaca. Desde el surgimiento del partido nacional revolucionario y más tarde el partido revolucionario institucional, Oaxaca había sido interpretada como territorio propiedad del Partido del Poder o en el Poder. Es decir, durante setenta años, Oaxaca para los mexicanos era una entidad priista.

Nada más falso que eso. En Oaxaca ha predominado la Comunalidad como ejercicio político. O la Comunalicracia como intentamos nombrar al modelo que prevalecía y prevalece en Oaxaca, hace un buen tiempo. Sí, la elección de autoridades que tuvieron que aceptar el mote de Municipio, es totalmente contraria a lo que sucede en la democracia, la propuesta se hace pública en una asamblea, no se registra ante una autoridad electoral. El voto es abierto, firmado o de mano alzada, no por medio de una boleta y en secreto.

Esta ha sido la práctica que más de un 80% de las comunidades usan para elegir a sus autoridades. Cierto es que solo son legitimadas oficialmente las comunidades que tienen la categoría de municipio.

En Oaxaca encontramos dos regímenes aprobados por la Constitución local: el de partidos políticos y el de sistemas normativos internos. El primero hasta hace dos días estaba integrado de 153 municipios, y el otro de 417. Ambos regímenes tienen una serie de formalidades dizque para ser legítima su representatividad.

Lo anterior fue fruto de una antiquísima lucha por hacer respetar las elecciones que, dentro del marco de otra Civilización, los municipios comunitarios de Oaxaca fueran respetados. Cuestión que se logró ante el temor de que el ejemplo zapatista se extendiera a esta entidad. Fue en 1995, que se aprobó constitucionalmente una forma política de organización que existía siglos atrás.

Resulta que esta situación permite que Oaxaca tenga opciones de participación política diferentes a la hegemónica democrática. Esto también implica que Oaxaca ha logrado ir abriendo un camino Comunal de existencia. En fechas recientes otro municipio (Chichicapan), decidió cambiar de ser un Municipio de Partidos Políticos a ser un Municipio de Sistemas Normativos Internos, ahora se habla de 418 frente a 152.

Lo anterior es importantísimo, dado que la base es la participación. Y si lo que se busca es la participación, lo asambleario es la mecánica adecuada, aunque esto la mentalidad liberal no entiende. Al ser la libertad el concepto que estimula la democracia, por cierto, de fuerte raíz occidental, la asamblea se concibe como algo que desindividualiza o sea que impide la libre elección, sin tomar en cuenta que la unidad de la diversidad es mucho más sana para la gobernabilidad.

El que municipios de partido se cambien a ser de asamblea, dice mucho de la conciencia que se va adquiriendo de lo que es benéfico a la Comunalidad.

Debemos aclarar, que esto se da no en planos de elevada armonía, dado que la politización partidista defiende intereses personales que no son validados en una Asamblea. Sin embargo, el empeño de lo asambleario permite avanzar en una plena participación. Queremos decir que no es agradable para muchos la obligatoriedad de asistir a la asamblea, tampoco el hacer tequio, menos realizar cargos sin remuneración, o bien que se tenga que colaborar en la realización de una fiesta Patronal.

Lo que, sí es cierto, es que hacer respetar que se tienen sistemas normativos propios, es la toma de conciencia de ser diferente y diseñar el camino que ha de recorrerse entre todos y con elevada participación.

Imagen: Francisco Toledo (Juchitán 1940-2019). Conejo y el coyote. Grabado.

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