Los sueños de la cooperativa Pascual siguen vigentes

Artistas plásticos donan sus talentos a la Fundación Cultural Pascual


Redacción La Coperacha
Ciudad de México // 24 de agosto de 2015

En 1985, aquél momento de echar a andar las máquinas de la planta productora de la cooperativa Pascual parecía un sueño. Para concretarlo se vivieron jornadas de boteo de tres años, apoyos económicos de varios sindicatos y la donación masiva de 550 obras plásticas de artistas de gran cartel como Alfredo Zalce, José Chávez Morado, Adolfo Mexiac, Francisco Toledo, Jesús Amaya, entre otros.

Hoy el sueño sigue vigente, es profundo y es el mismo que tienen los artistas plásticos contemporáneos al referirse a la cooperativa Pascual y a la clase trabajadora del país. “Continuamos soñando en esos 30 años, tanto de los trabajadores de Pascual, como de otros trabajadores, porque esto debería ser fuente de inspiración para muchos”, dice el artista plástico Alejandro Quijano.

La colectiva
El referente onírico del que habla Quijano fue plasmado por 17 pintores en una exposición colectiva y conmemorativa: Artistas Soñando, a Treinta Años.

En la colectiva se miran trazos de artistas de todas las edades. Los más nóveles son María de la O Toussaint y José Luis Rumbo García; aunque también hay pintores que tienen hasta 50 años de trayectoria como Celso Zubire y Yolanda Quijano.

Ahí se miran los trazos de “La vida maquilada” y “Las agrias penas ajenas”, pintados por Rosa Galindo, que dibuja el esfuerzo de la mujer en trabajos mecánicos y poco valorados. También se aprecia “La Unión hace la fuerza” de Alejandro Quijano, pintura que refleja una plataforma de varias pistas donde siempre hay alguien que está sosteniendo a otro. “Esa es la idea de la cooperativa”, dice Quijano sobre esa obra.

El maestro yucateco José Luis Rumbo García expone “Recuerdo de los estudiantes”, una obra que refleja momentos grisáceos en la historia de la cooperativa, “tristemente, si no hubiera sido por los mártires no hubiera habido una reacción positiva tan fuerte de la sociedad hacia Pascual”, explica Quijano del trabajo de su colega.

Lo expuesto en la galería de Pascual marca los 30 años de vida de la cooperativa y conmemora la primera donación de artistas plásticos con una segunda donación colectiva, menos numerosa, pero igual de significativa.

Casamiento de los obreros con los artistas
“La intención de donar esta obra es que sepan que los artistas amamos a nuestro pueblo, amamos a la gente que trabaja, estamos con ellos, estamos soñando, queremos un mundo mejor pero debemos empezar por un país mejor”, suelta el pintor Alejandro Quijano, quien se autodefine como anarco-sindicalista.

Mientras los artistas e invitados recorren y explican la obra, el presidente electo de la cooperativa Pascual, Antonio Alcántara, se apersona y saluda a los artistas plásticos. Están por ahí Rodrigo Aridjis, Álvaro Zardoni, Darío Mijangos y el escultor Ernesto Mallard, quien se muestra sonriente, 30 años después de su primera donación.

“No me queda más que agradecerles y que sean bienvenidos”, les dice Alcántara. Para quien tomará las riendas de la cooperativa Pascual en septiembre, la nueva donación de 14 obras significa refrendar el vínculo entre los artistas y los trabajadores, es “ese casamiento entre los obreros y los maestros del arte mexicano”.

Arte hasta el último rincón
Los artistas plásticos reconocen la labor de la Fundación Cultural Pascual. Alejandro Quijano dice que en ocasiones es un trabajo mayor que el de Conaculta, que ha cerrado los apoyos, señala. “En cambio los resultados que aquí vemos son muy solidarios y amorosos”, añade.

Los pascuales toman la voz. Durante la inauguración de la colectiva, también es presentado el nuevo titular de la Fundación Cultural Pascual, Ignacio Reza Casarrubias, un hombre de aspecto bonachón, moreno curtido al sol.

Nacho para acá y Nacho para allá, lo traen sus compañeros cooperativistas, pero se da un tiempo para expresar a qué llega a la Fundación Cultural Pascual. “Mi compromiso es que se conozca el trabajo de todos los grandes artistas y espero difundirla por comunidades y partes de la República”, expresa. “La idea es difundir hasta el más allá, a donde más se pueda”.

Antonio Alcántara lo secunda: “La Fundación batalla mucho con carretera y climas pero están ahí, en todos los rincones. La meta es llegar a todos los rincones de México”.

La Coperacha

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