Investigación muestra presiones similares a Tailandia en 2019, que cambió su prohibición ante amenazas estadounidenses.
La empresa Bayer-Monsanto, CropLife America y funcionarios estadounidenses han trabajado en estrecha colaboración para presionar a México, y que este elimine su política de prohibir del glifosato, esto de acuerdo a correos electrónicos a los que tuvo acceso el periódico británico The Guardian.
Los correos, que provienen de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés) y otras agencias de este país, detallan “preocupación” y “frustración” con la posición de México.
De acuerdo con la periodista Carey Gillam, los correos electrónicos internos del gobierno muestran una presión similar de parte de Bayer y cabilderos de la industria hacia Tailandia en 2019. En ese país se intentaba prohibir el pesticida con glifosato debido a preocupaciones en la salud pública, intención que cambió tras las amenazas de Estados Unidos a Tailandia de detener el comercio.
El 31 de diciembre, el gobierno mexicano publicó un decreto para dejar de usar glifosato y la eliminación gradual de la siembra y el consumo de maíz transgénico hasta 2024.
Las comunicaciones internas del USTR revelaron cómo la agroindustria está “presionando” para que Estados Unidos “incorpore este tema” al Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA), que entró en vigor el 1 de julio, al decirle a México que sus acciones sobre el glifosato y los cultivos transgénicos generan preocupaciones “con respecto al cumplimiento” del acuerdo comercial.
“Estamos viendo cada vez más cómo la industria de los pesticidas utiliza al gobierno de los Estados Unidos para impulsar agresivamente su agenda en el escenario internacional y reprimir cualquier intento de personas en otros países de tomar el control de su suministro de alimentos”, dijo Nathan Donley, biólogo del grupo de conservación del Centro para la Diversidad Biológica.
La ejecutiva de asuntos gubernamentales de Monsanto, Stephanie Murphy, escribió un correo a Leslie Yang, directora de comercio internacional y política ambiental del USTR, donde dijo que México “alegaba” que el glifosato representa un alto riesgo ambiental y a la salud.
De acuerdo a una carta enviada por Chris Novak, presidente de CropLife, a Robert Lighthizer, embajador del USTR, las acciones de México sobre el agroquímico y los cultivos transgénicos requerían “atención urgente”, además de que las acciones mexicanas fueron “incompatibles con las obligaciones del T-MEC”.
Para mayo, el republicano Lighthizer le escribió a la ministra de Economía de México, Graciela Márquez Colín, indicando que los cultivos transgénicos y los problemas del glifosato amenazaban con socavar “la fuerza de nuestra relación bilateral”.
Novak escribió a funcionarios estadounidenses que si México extendía el principio de precaución a los niveles de residuos de plaguicidas en los alimentos, se verían comprometidos 20 mil millones de dólares en exportaciones agrícolas anuales entre ambos países. Aproximadamente el 90% de la producción de maíz de Estados Unidos es transgénico, por lo cual, la prohibición de maíz transgénico sería un gran golpe para los agricultores del país.
De acuerdo al diario británico, Bayer se negó a responder preguntas sobre las acciones de la compañía con respecto a México, pero dijo que el glifosato y los cultivos genéticamente modificados son seguros y que las restricciones de la actual administración “causarían grandes trastornos” a los agricultores mexicanos y afectarían la seguridad alimentaria del país.
Por su parte, Novak afirmó a The Guardian que las acciones de México para prohibir el glifosato sientan “un precedente peligroso” que ignoran las necesidades de los agricultores y “socava la integridad de los estándares científicos como la base del comercio mundial”.
Las medidas implementadas por el gobierno mexicano llevan 18 meses. En este periodo, Bayer ha negociado un acuerdo de 11 mil millones de dólares en reclamos legales presentados por personas afectadas en Estados Unidos debido a la exposición de productos a base de glifosato de Monsanto.
Con información del periódico The Guardian
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